viernes, noviembre 22, 2024
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La crisis financiera internacional, hoy ya transformada en recesión global, comienza en Estados Unidos con las hipotecas basura. En el fondo, sus aparentemente complejas causas se pueden sintetizar en dos: codicia (greed) y la captura de los reguladores, todo ello contagio y consecuencia del neoliberalismo económico y la fiebre desreguladora (paso a la «autorregulación»), que es la ideología y la práctica suprema de estos años. En nuestro país, anterior en el tiempo está la crisis propia, la inmobiliaria, la de la especulación y la creencia en el crecimiento permanente. También codicia y renuncia a su misión de las autoridades económicas que alentaron y permitieron la burbuja de estos diez años.

En Estados Unidos hay un proceso, con varias avenidas que van desde comparecencias ante el Senado hasta expedientes administrativos y actuación del FBI, para definir, incluso es posible que castigar responsabilidades. También sin pasarse. La anterior crisis de las «puntocom» y su tratamiento posterior mostró que es más el ruido que las nueces, aunque hubo castigos -pocos- ejemplares. Pero al menos los hubo.

La codicia de promotores y constructores, así como la de las entidades financieras que respaldaron operaciones disparatadas y que crearon además, con sus prácticas, nuestras hipotecas basura, aquí también ha existido mientras las autoridades reguladoras miraban para otra parte. Lo que se conoce, por ejemplo, del concurso de acreedores solicitado por la inmobiliaria Hábitat es un magnífico ejemplo. Un pez chico que trata de comerse uno mucho más grande con el respaldo imprudente de entidades financieras, entre ellas el ICO y su equivalente catalán. Cuenta con el apoyo, antes de las elecciones de marzo, de un ministro y un secretario de Estado del Gobierno central y de un consejero del Gobierno catalán, todos ellos catalanes como esa empresa presidida por un connotado representante de la gran burguesía de esa región, para evitar la inevitable suspensión de pagos, la segunda mayor en la historia de España, hoy ya realidad y agravada. Todo un claro ejemplo de connivencia, por lo menos irresponsable y seguramente algo más. Por no hablar de la operación de entrada de Sacyr como socio de Repsol, otro gran ejemplo. No son las únicas, hay muchas más y todas ellas nos han llevado a la actual situación.

La sociedad española está ya en una recesión que se va a prolongar durante, por lo menos, un par de años más y que, como siempre, va afectar, está ya afectando, a los sectores más débiles. El rapidísimo crecimiento del paro hasta el aumento de los sin hogar pasando por la creciente demanda de ayudas en Cáritas y organizaciones similares lo demuestran. Nadie parece ser responsable de esta situación. Son las anónimas fuerzas del mercado, la lógica económica la que nos ha llevado a esto. Hay que insistir en que esto es mentira. El mercado, la economía, no funcionan por sí mismos sino por decisiones de quienes actúan en los mismos, sean agentes públicos o sean privados. Ahí es donde hay que buscar y sacar a luz las responsabilidades de esta catástrofe que tenemos hoy encima.

Luis de Velasco

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