Oscar de la Hoya vuelve al ring en las Vegas el próximo sábado. Su contrincante es el velocísimo filipino Manny Pacquiao, con un historial más imbatido que el del ídolo.
De la Hoya es un carismático boxeador mimado por la afición que ha hecho millones en el ring. Su reciente historial, sin embargo, deja que desear. No ha ganado por KO un combate desde el año 2000 y en su última pelea legendaria con Floyd Mayweahther, en mayo del 2007, perdió a los puntos. Sí logró en esa ocasión batir un récord económico. Más de dos millones (2,4) de personas compraron el combate en televisión, lo que produjo la increíble cifra de 133 millones de dólares de ingresos.
En esta ocasión De la Hoya parte como favorito, 2-1 en las apuestas, pero hay diversos comentarios sobre sus posibilidades. Lleva tiempo entrenándose a más de dos mil metros para poder resistir los últimos asaltos, su dieta es una recomendada de canguro y ciervo y se ha tomado en serio a su rival, que sólo tiene 29 años, frente a sus 35. Se comenta que debe cifrar sus esperanzas en conectar su potente gancho de izquierda, en un combate de desgaste el filipino puede aumentar sus opciones. De la Hoya, al parecer, se retiraría si pierde.
El combate que está luchando por adelantado es contra la depresión económica. Las 16.000 entradas para la pelea, al elevado precio de 1.500 dólares muchas de ellas, se agotaron en dos horas. Suma descomunal, pero la clave está en el pay per view. El precio de la transmisión es de 54 dólares. Los tiempos no están para alegrías, en Las Vegas hay ofertas de invierno espectaculares, hay días que es una «ciudad fantasma», comentaba alguien, y las rebajas también llegan al nuevo combate del siglo. En la machacante campaña promocional en la tele ya hay descuentos de 20 dólares para las personas que compren el paquete con ciertos condicionantes. Será dudoso, se comenta con nostalgia, que esta vez lo adquiera un millón y medio de consumidores. La cifra, con todo, no es baladí y el visible descenso refleja el momento que vive el país, incluida la industria del ocio. La empresa MGM Mirage, que gestiona la pelea y propietaria del hotel en que se celebra, ha visto el precio de su acción caer de 93 dólares a 11. Los hoteles míticos rivales ven desplomes parecidos.
Resulta que lo de la crisis era verdad.
Inocencio Arias