Para las fuerzas de seguridad del Estado, la detención de quien en estos momentos ocupa el puesto número uno de la organización terrorista, Aitzol Iriondo Yarza, ha sido una auténtica sorpresa para la Policía, ya que el operativo montado en el sur de Francia, a raíz de la detención de Garikoitz Azpiazu ‘Txeroki’, era una operación de simple trámite en un domicilio que aparecía entre los papeles ocupados a quien las fuerzas de seguridad del Estando consideraban el máximo responsable de la organización en el sur de Francia.
La operación policial, que ha sido un poco fruto de la buena suerte, de la investigación de la Guardia Civil y de la constancia de las Fuerzas de la Seguridad del Estado, que tenían vigilado un domicilio concreto donde se esperaba la reunión de determinados elementos de la cúpula etarra, ha dado un resultado espectacular al detener no sólo al sucesor del número uno en la estructura de ETA, sino a determinados comandos que estaban dispuestos a pasar la frontera de Francia con España para cometer futuros atentados.
La operación de Gerde, en las proximidades de Tarbes, era de rutina, montada de acuerdo con datos ocupados en la detención de Garikoitz Aspiazu ‘Txeroki’, y se producía en un domicilio que estaba quemado y que la Guardia Civil pensaba que podía dar poco rédito policial.
La gran sorpresa fue la detención de Aitzol Iriondo Yarza, alias ‘Guebirz’, un combatiente de la kale borroka, huido a Francia hace seis años y que, sorprendentemente, había substituido al número uno de ETA, ‘Txeroki’, tras la caída de éste hace apenas tres semanas.
Según la Policía, que conocía la trayectoria de Aitzol Iriondo, sospechoso de su participación en el asesinato de los dos miembros del servicio de información de la Guardia Civil en Capbreton (Francia) Fernando Trapero y Raúl Centeno, unos asesinatos que, por perpetrarse en el sur del país galo, cambiaron radicalmente la forma de actuar de ETA y de sus comandos, la operación del fin de semana ha sido una auténtica sorpresa.
A partir del atentado de Capbreton, tanto la actuación de las fuerzas de seguridad del Estado como la propia judicatura han cambiado radicalmente su forma de actuar contra una banda terrorista que se ha convertido no sólo en un peligro contra España sino contra Francia.
La última operación policial, realizada en el sur de Francia esencialmente por la Guardia Civil, tiene el mismo significado político que la operación que en el año 1992 las fuerzas de orden público realizaron en Bidart, donde no sólo localizaron una de las mayores fábricas de explosivos de la banda sino que detuvieron a los máximos dirigentes de la banda, substituidos inmediatamente por otros que semanas más tarde caían también en mnos de la Policía.
Bidart fue una de las operaciones más brillantes de la Policía española, que en un momento determinado utilizaron incluso a los servicios de información israelíes y norteamericanos para colocarles a ETA unos misiles con GPS, gracias a los cuales la Guardia Civil llegó a una de las fábricas de explosivos de la organización terrorista.
En esta ocasión, la rapidez de actuación de las fuerzas de seguridad del Estado, que han exprimido la información que han podido sacar de la detención de Garikoitz Aspiazu ‘Txeroki”, ha sido decisiva.
Especialmente el seguimiento de una dirección en poder del número uno de ETA, que ha hecho posible una de las operaciones más brillantes de las fuerzas de seguridad españolas desde la caída de la cúpula de Bidart, una operación que cambió en su momento la historia de ETA.
José Oneto