El acercamiento de destacados presos y criminales de ETA a cárceles próximas al País Vasco es una noticia sorprendente por lo que significa, dado que esta iniciativa siempre fue moneda de cambio en las negociaciones con los terroristas. Y que esto ocurra en un momento tan especial y tenso en la lucha contra la banda terrorista y con recientes atentados criminales hace que la noticia tenga mayor peso y pueda provocar sorpresa e indignación.
La pregunta que salta a la palestra es: ¿Está zapatero otra vez buscando una nueva negociación con los terroristas? Como también cabría preguntar si estamos ante alguna artimaña secreta para dividir a los presos de ETA y a los dirigentes de la banda, pero renunciando a la lucha total contra el terrorismo vasco.
En cualquier caso, y a pesar de las peticiones de prudencia de Rubalcaba, esto huele muy mal, como la resistencia del Gobierno para echar a ANV de los ayuntamientos vascos y su extraña nueva luna de miel con el PNV. Todo apunta a que volvemos al juego de las medias verdades y las medias mentiras para sacarle punta a todo cuando todo es muy sencillo y no caben matices, ni presos buenos de ETA, ni concesiones de ningún tipo, como esta que curiosamente se acaba de hacer cuando la banda ha perdido a sus más notorios jerifaltes. Por cierto, ¿dónde está y a qué se dedica ‘Josu Ternera’?
Naturalmente, el PP, por boca de Trillo, se ha allanado ante el ministro de Interior y ha dicho que el acercamiento de presos etarras le parece muy bien. Pero lo cierto es que no tiene ni explicación ni justificación, salvo que, como decíamos al principio, estemos regresando al campo de la negociación. O a algún espectáculo parecido, que de estar en marcha debía ser comunicado a los ciudadanos con la mayor urgencia para evitar que tan rara y lamentable decisión que supone una concesión a ETA se pueda convertir en un nuevo elemento de crispación política y social, así como en el detonante de una pérdida de moral en las fuerzas de seguridad.
Rubalcaba o Zapatero, en vez de pedir discreción, lo que tienen que hacer es explicar este movimiento de presos, y a ser posible en el Congreso de los Diputados. Quizá Rosa Díez se lo debería preguntar.
Marcello