Se preguntaba el alcalde de Getafe, Pedro Castro, sobre quiénes y cuántos eran los «tontos de los cojones» que votaban al PP, una frase peor que desafortunada por la que pidió excusas pero sin asumir, con su dimisión, la responsabilidad que le corresponde como presidente de la Federación de Municipios, como si nada hubiera pasado. Y puede que, a la vista de la endeblez de la oposición frente a este Gobierno a la deriva, algo de razón tuviera en su disparate el alcalde Pedro Castro. Pero su ataque desaforado tendría más justificación si lo hubiera lanzado contra su propio partido y el presidente de Zapatero a la vista de lo que está ocurriendo en España, y de lo que todo significa para un partido y un Gobierno que se dicen de izquierdas o progresistas.
Vamos a ver, ¿cómo se puede haber votado a un presidente como Zapatero o a un partido como el PSOE después de los disparates que han hecho y los que están haciendo? Por ejemplo, cómo pueden haber votado al PSOE los cientos de miles de trabajadores que van al paro -y que llegarán a cerca de los cuatro millones y medio de parados en el 2009-, después de que Zapatero y su Gobierno y el PSOE dijeran que no había crisis económica hace solo unos pocos meses y en vísperas de las elecciones.
O cómo se les puede haber votado a estos adalides de la izquierda después de todas las demenciales e insolidarias negociaciones sobre el Estatuto de Cataluña, del que ahora Zapatero, utilizando incorrectamente un plural mayestático, dice eso de que «hemos» podido cometer errores, cuando el responsable único ha sido y es exclusivamente el presidente del Gobierno y líder del PSOE.
Y cómo se puede haber votado al PSOE del «no a la guerra de Iraq», el que ahora nos lleva de bruces y a ciegas a la demencial guerra de Afganistán multiplicando la presencia de soldados españoles en un conflicto en el que han muerto cerca de cien soldados españoles, con el discurso inaceptable de la ministra Chacón en el que pide un cheque en blanco y no se dice la verdad, ni confiesa que éste es el precio de la próxima foto de Zapatero con Obama. O cómo se puede votar a un partido que se dice progresista o de izquierdas y que ahora tapa y justifica los infames vuelos de Guantánamo, porque no conviene estropear las relaciones con Washington en vísperas de próxima la llegada de Obama a la Casa Blanca.
Y cómo se puede votar a un partido como el PSOE que abrió con ETA una negociación «política» -repetimos, «política»-, en la que resultó engañado con el atentado de Barajas y quedó en el mayor de los ridículos. Y cómo se pueden acercar a históricos presos de ETA a las cárceles cercanas al País Vasco a tan sólo pocas horas de que la banda matara en Azpeitia. ¿A qué está jugando Zapatero? O cómo se pueden pactar los Presupuestos con el PNV del referéndum ilegal que se niega a desalojar a ANV de todos, y no sólo de Azpeitia, los ayuntamientos del País Vasco y Navarra.
Por recuperar las palabras del alcalde de Getafe Pedro Castro, ¿cómo hay tantos «tontos de los cojones» que apoyan estas políticas antidemocráticas, contrarias a la izquierda y al progresismo, los que han votado al PSOE y aún dicen que seguirán apoyando a Zapatero después de todos los errores y disparates cometidos, como los citados y otros relativos a los trasvases, la inmigración, y no digamos sobre los planes de rescate de sus banqueros y empresarios amigos y visitantes de la Moncloa.
¿Qué tiene esto que ver con la izquierda, la democracia, el progresismo? Pedro Castro se tiene que marchar de la presidencia de la Federación de los Municipios, pero debería hacerlo por dos razones: una por insultar a todos los votantes del PP y otra por no haber insultado a los votantes del PSOE, con muchos mayores motivos, en defensa de la democracia y el progreso.
Pablo Sebastián