La estafa financiera que acaba de estallar en Estados Unidos y cuyos perfiles están aún por descubrir en toda su extensión ha tenido un escaso impacto en la Bolsa. Al menos, en la Bolsa española, en donde los dos grandes bancos han explicado el impacto en sus inversiones y vehículos de inversión, con cifras bastante considerables en el caso del Santander y menos relevantes, aunque también importantes, en el caso de BBVA. Los importes son, no obstante, perfectamente asumibles por ambas entidades, aunque no está claro la parte que corresponde a las propias entidades y la que correrá por cuenta de los inversores y clientes. Deslindar la responsabilidad de cada una de las partes (gestor e inversor) en este tipo de quebrantos se presenta bastante difícil aunque suele acabar imponiéndose el criterio que inclina la balanza del lado de la entidad financiera. En quebrantos como el del broker estadounidense Madoff, la tipología del inversor suele ser bastante elitista, con importes elevados en la cifra de inversión y, por lo tanto, con conocimientos de lo que hacen con su dinero y consentimiento de las decisiones del gestor. Es esta fórmula la que se está utilizando en este caso para tratar de concentrar la mayor parte de las responsabilidades de los quebrantos en los inversores individuales. Si se tratase de inversores minoristas, con volúmenes modestos de dinero invertido y con una nula o muy escasa relación entre el gestor y el inversor, el equilibrio de fuerzas sería diferente porque en ese caso el inversor minorista está completamente alejado de las decisiones y no cabe atribuirle responsabilidad alguna en el fracaso de las inversiones.
En todo caso, la fuerte conmoción que ha sacudido los mercados a lo largo de este fin de semana pasado traerá consecuencia para el mundo de la inversión y no precisamente positivas para algunos de sus integrantes. Ha quebrado un principio de confianza en un gestor de reputación muy elevada, lo que puede generar un efecto en cadena que no va a resultar amable para la mayoría de los gestores cuya operativa reposa en la confianza que en ellos depositan los inversores. Este fin de semana y los días posteriores estarán repletos de interrogantes y de tensas relaciones en esos lazos que unen a gestores e inversores, ahora sumamente dañados.
EL MEJOR
(Renta Variable Euro) ———————-> – 12,37%
El fondo de renta variable que opera en las Bolsas del euro y que menos castigo recibe este año fija su principal referencia en el Ibex 35, aunque la combina con otros índices europeos.
EL PEOR
(Renta variable Euro) —————-> – 67,03%
Las pérdidas en los fondos fuertemente expuestos a las trayectorias de los productos derivados se suelen multiplicar en las fases bajistas del ciclo bursátil como la actual.
Primo González