Los israelíes se están pronunciando en las urnas. El tradicional Likud, junto con el novísimo Kadima, tienen grandes posibilidades de hacerse con la victoria, mientras que las organizaciones y partidos de izquierda, socialdemócrata, marxista o pro palestina parecen haber asumido ya la derrota.
En esta ocasión será la actual ministra de Asuntos Exteriores y líder del partido Kadima, Tzipi Livni, quien conduzca a la derecha conservadora y nacionalista al triunfo aunque éste sea modesto. El ex primer ministro laborista, Ehud Barak, militar de gran prestigio y modos rudos contará con el apoyo de la extrema derecha de Avigdor Lieberman y otras organizaciones igualmente radicales como Unidad por la Torah o Shas.
Pero la clave de estas elecciones está curiosamente relacionada con la actitud de cada bloque o partido sobre los palestinos, su Estado futuro y las negociaciones sobre la franja de Gaza.
La derecha del Likud liderada en esta ocasión por Tzipi Livni es partidaria de seguir negociando con Hamas una tregua o un statu quo que evite el sangriento cruce de misiles y los bombardeos de la franja, pero esta vía paradójicamente la rechazan con la boca pequeña los partidos de izquierda, laboristas, religiosos y nacionalistas.
La cuestión de Gaza se ha convertido en la línea de separación y definición de todas o casi todas las fuerzas políticas. Es lógico por tanto que para los palestinos de Gaza estas elecciones tengan enorme importancia aunque sus dirigentes lo disimulen.
Alberto Míguez