sábado, octubre 12, 2024
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Las cuentas públicas, en su calvario

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Dos balances de situación del sector público han hecho hoy su aparición, las cuentas del Estado durante el primer trimestre y las de la Seguridad Social durante el mismo periodo. Las primeras (cuentas del Estado o Presupuesto) han presentado un importante saldo negativo. Las segundas, la Seguridad Social, objeto días pasados de apasionados debates, se han presentado con saldo positivo pero con un retroceso del 24% en su cuantía.

El gobernador del Banco de España había dicho, en su famosa comparecencia ante la Comisión de seguimiento del Pacto de Toledo, que a estas alturas todavía no ha debido leerse casi nadie (y son apenas 8 folios de letra esponjada y de rápida lectura), que «la crisis económica también se ha dejado sentir en las cuentas de la Seguridad Social, de forma que se ha producido un rápido deterioro de ese superávit, que incluso podría desaparecer en un año».

El dato del superávit de la Seguridad Social conocido este martes refleja un saldo positivo de 8.300 millones de euros, cifra que ha resultado ser un 24% inferior a la del primer trimestre del año pasado. Este saldo se deriva de un descenso de los ingresos (debido al menor número de cotizantes, a causa de la caída del empleo) del 2,5% y de un aumento de los pagos del 8,7%, derivado de las mayores prestaciones de los pensionistas, el aumento del número de estos y el mayor importe medio de la pensión porque los recién llegados al sistema generan pensiones más elevadas que los que van causando baja por fallecimiento. El saldo positivo es, pues, bastante holgado aún, pero tal y como van las cosas en el empleo (es decir, en el número de cotizantes) y en la disparada progresión del gasto, en un año, que era el plazo sugerido por Ordóñez, el panorama podría ser bastante menos idílico. Que la Seguridad Social entre en déficit no es asunto fácil, pero sus consecuencias serían muy serias para la estabilidad social del país, más que nada porque una hipotética entrada en déficit de la Seguridad Social entrañaría la necesidad de completar el dinero necesario mediante un recurso al Estado (impuestos) o al endeudamiento (ya se hizo hace años).

La otra mala noticia, no menos mala por esperada, es la del desequilibrio creciente de las cuentas del Estado. Aquí sí que se trata de un verdadero déficit y no de un superávit más estrecho, como en la Seguridad Social. El Estado se ha estrenado en el primer trimestre del año con un déficit de casi 7.600 millones de euros, un 0,7% del PIB. El primer trimestre suele ser bueno por lo general para la caja pública, pero esta vez los números están saliendo bastante torcidos, ya que en términos de caja (es decir, ingresos y pagos efectivamente realizados) el déficit ha sido de 11.345 millones de euros frente a un superávit de casi 1.300 millones de euros el pasado año por la misma época.

La diferencia entre el primero y el segundo déficit pone de relieve las importantes cifras aplazadas por los contribuyentes, sobre todo empresas, a la hora de hacer frente a sus responsabilidades fiscales. Entre lo que deberían haber ingresado y lo que efectivamente han ingresado parece que ha existido una diferencia de Más de 3.500 millones de euros, una cifra que refleja en buena medida uno de los principales problemas que aquejan hoy a las empresas españolas y a muchos particulares, la estrechez de liquidez.

Todo parece indicar que las cuentas públicas van a atravesar este año un calvario bastante penoso en el que estamos lejos de haber visto lo peor. Es probable que la Seguridad Social acabe el año con superávit aunque es casi seguro que será mucho menor que el de los últimos años, lo que dejará con muy poca capacidad de aportación de dinero al Fondo de Reserva de las Pensiones, que se ha quedado parado en los 57.000 millones de euros ahorrados hasta el año pasado. La otra vertiente en el que las dificultades no han hecho más que empezar es la del desequilibrio de las cuentas del Estado. Por ahora son sólo 7.600 millones de euros de déficit en el trimestre habitualmente más benévolo. El año entero puede disparar la trama de las cuentas públicas hasta cifras insospechables. La cuestión será cómo financiarlas sin herir en exceso al resto de la economía.

Primo González

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