El Barça no está eliminado aunque ha perdido frescura física y psicológica. En Londres será el Chelsea el equipo que pretenda vencer. No podrá dedicar el partido al sacrificio de sus hombres dentro del área propia.
Presumiblemente, con planteamiento tan distinto al del Camp Nou, el equipo londinense buscará la portería de Víctor Valdés no de manera esporádica, sino de forma más constante con el fin de encontrar pronto el gol. En esas condiciones, el Barcelona puede hallar mejores caminos hacia Cech.
Si todo se desarrolla como es costumbre en estos casos, el equipo atacante dejará más espacios libres y tendrá menos obsesión por el marcaje a las figuras contrarias. Ello facilitará el trabajo de Xavi e Iniesta en la creación de la jugada de ataque.
Con mejor labor en el centro del campo, con menos presión, el equipo barcelonés, probablemente, podrá recuperar parte del juego que le ha encumbrado esta temporada. Ello dependerá, fundamentalmente, de varios de sus jugadores.
Además de los citados, será imprescindible que Messi se reencuentre, que vuelva a ser el jugador capaz de crear la ocasión de gol. Para ello será preciso que se obsesione menos con llegar a la puerta contraria pasando por el centro de la barrera defensiva.
Dicho lo anterior, hay que hacer hincapié en el hecho de que el equipo parece decaído. Le falta fuerza y claridad en el juego. El juego desarrollado en Mestalla ya dejó indicios de cierta flojera aunque acabara acorralando al Valencia.
El Barça llegará ahora al Bernabéu con la mente menos clara y con la obligación de no perder. Hace un mes lo habría tenido menos difícil.
Julián García Candau