Un Fútbol Club Barcelona magistral puso en su sitio a un Real Madrid de andar por casa enfrentándose a equipos menores porque contra los grandes como el Liverpool y este mismo Barça siempre ha salido trasquilado en las cuatro ocasiones en que se han enfrentado. Visto lo visto y el severísimo correctivo que le infligió el Barça el ‘clásico’ le vino demasiado grande al equipo de Juande Ramos.
Nada pudo ofrecer ni hacer amoche el Madrid ante un adversario creativo y ambicioso y sin ‘canguelo’. Frente a un gran conjunto que anoche dejó sentenciada la Liga en el Bernabéu con un triunfo incontestable y que bien pudo ser una goleada de escándalo –siete, ocho, nueve o quizá hasta diez tantos pudieron subir al electrónico- si no hubiese vuelto a bajar de los cielos ‘San Iker Casillas’.
Un durísimo castigo que aún pudo ser mayor si Messi y compañía no se hubieran gustado tanto en las ejecuciones de las jugadas en el área madridista. O si Samuel Eto’o no estuviera pasando por su peor versión del goleador que es.
El partido fue un eterno y delicioso rondo barcelonista de los que tanto divierten a los jugadores en los entrenamientos –en el primer tiempo sobre todo, y en el segundo cuando quiso y como quiso- con unos jugadores madridistas que corrían detrás de la pelota como niños detrás de un caramelo hasta caer agotados con la lengua fuera sudando impotencia.
Un Madrid que se movió a los sones del baile que les marcaban los maestros de ceremonia Messi, Xavi e Iniesta. Una sinfonía que se saben de memoria y que interpretan con los ojos cerrados y que convierte también en solistas a otros jugadores de menor tono ténico como Busquest, Piqué, Puyol, y hace que Henry vuelva a vivir una segunda juventud.
Pep Guardiola lo había avisado en las vísperas del ‘clásico’. El Barça también quiere la Liga. Y para ello vistió a su equipo con las mejores galas. Sin pensar que dentro de unos días tiene el difícil compromiso del Chelsea en Liga de Campeones. Alineó el once que ya todo el mundo se sabe de memoria, que se trae el balón de casa, lo muestra a sus rivales y vuelve a llevárselo con los mimos cariñosos a su arma de que solamente estos futbolistas saben.
Y además de divertirse de lo lindo los barcelonistas también aprovecharon la ocasión para hacer historia con un repaso en toda regla territorio enemigo y tienen la Liga en el bolsillo tras humillar a su eterno rival con dos dobletes de Henry y Messi y otros dos goles de Puyol y Piqué.
Antonio Cubero