viernes, octubre 4, 2024
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El misterio de Fiat

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Por Fiat no se daban dos duros hace pocos años. Parecía el candidato más firme a desaparecer o a ser engullido por algunos de los otros grandes fabricantes, americano, japonés u otro europeo. De hecho inició noviazgos varios con sus colegas e incluso cedió algunos derechos de suscripción a otros fabricantes que, finalmente, renunciaron al turno.

Sucesivos cambios de gestión devolvieron carácter al fabricante italiano y el acierto en algunos de sus modelos, además de la franquicia en el mercado local, permitieron recomponer el balance para dotarlo de autonomía y posibilidades. Su descorbatado consejero delegado, Sergio Machionne, bien relacionado en Estados Unidos, y con evidentes habilidades negociadoras, ha conseguido que la marca italiana aparezca como tabla de salvación para alguno de los desesperados, en concreto para Chrysler, que lleva un cuarto de siglo buscando quien le gestione y le sostenga.

Lo que no pudo Daimler-Mercedes (¡los alemanes!) va a intentarlo el italiano (¡un PIG!), decidido a asumir una parte del capital de Chrysler, la gestión y la aportación tecnológica para fabricar en América coches pequeños y de bajo consumo. Más aun, Fiat amaga con sumar a la operación la filial europea de General Motors, la veterana Opel, que no tiene futuro dentro de un grupo como GM, necesitado de repliegue y reorganización.

La alianza Opel-Fiat-Chrysler no la había imaginado nadie. Aun ahora parece improbable, aunque la necesidad agudiza el ingenio y alienta alianzas insólitas. ¿Cuál es el misterio que encierra Fiat para aparecer en el nuevo mapa de concentraciones inevitables de la industria del automóvil? Quizá no hay más misterio que su propia debilidad aparente; la más liviana entre las europeas, la que no contaba para el futuro, pero que es capaz de adaptarse a las nuevas exigencias del mercado para acomodarse mejor que los grandes. Los dinosaurios que dominaban el sector pasan por dificultades y especies con más capacidad de adaptarse aprovechan la oportunidad.

Si Fiat toma posición en Opel, incluida la planta de Zaragoza, los intereses italianos en España darían un sorprendente paso adelante en cuanto a su posición en España, con inversiones tan relevantes como las de alemanes y franceses, tradicionalmente primeros clientes de España en todos los epígrafes del comercio y la inversión entre ambos países, tan cercanos y tan distintos.

Fernando González Urbaneja

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