viernes, octubre 4, 2024
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La gripe en Estados Unidos

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Ni los prometedores, y bastante aplaudidos, primeros 100 días de Obama ni la deserción del senador Specter, que permite a los demócratas alcanzar la blindada cifra de 60 miembros en el Senado, han desviado mayormente la atención de los estadounidenses del brote de gripe porcina en este país, en el que se han producido unos 90 casos y una muerte en Texas, la primera fuera de México. No hay por el momento alarma generalizada, las cifras, como se ve, no letales excepto en un caso, son absorbibles en un país de 305 millones de habitantes.

Hay temores, con todo. El primero, sanitario. México tiene una enorme frontera con Estados Unidos, muy transitada, legal o ilegalmente, a pesar de la disminución del tránsito de estos días, reducción aconsejada por estas autoridades. En algún Estado limítrofe, California, por ejemplo, en donde se han detectado 13 casos, el gobernador, Schwarzenegger, ha decretado el estado de emergencia. Tres escuelas privadas han cerrado y no se descarta que puedan hacerlo bastantes más. Se dice que es el momento de ahorrar besos y de prodigarse con el jabón y el agua.

La cuestión tiene implicaciones político-sanitarias internas. Se aboga por el refuerzo de los controles fronterizos con México y se insiste simultáneamente en que no es aconsejable ser cicatero con la asistencia sanitaria a los emigrantes ilegales. La enfermedad no conoce estatus legales. Todo ello lleva al convencimiento de que la posible extensión del brote acontece en mal momento administrativo, las restricciones económicas han implicado recientemente serios recortes en el personal sanitario. Unos 7.000 trabajadores del sector local fueron licenciados en el 2008 y en California, por citar el Estado más importante, el Departamento de Salud acababa de sufrir una disminución presupuestaria del 10%.

Igualmente complicada es la situación de las vacunas. Las autoridades deben pronto optar entre continuar con la fabricación de las que se preparan regularmente para el otoño o desarrollar otra acorde con la nueva amenaza. El tiempo apremia: hacen falta seis meses para su elaboración.

En el frente externo hay nubarrones: varios países importantes, Rusia, China, Indonesia… han prohibido la importación de productos porcinos de Estados Unidos. La industria mueve miles de millones de dólares y, en relación a Rusia, se habla de precipitación y de intencionalidad política en la decisión.

Hay unanimidad en que la enfermedad va a ser devastadora para la economía mexicana, con 25.000 restaurantes cerrados ya, interrupción de vuelos de Cuba y Argentina, cruceros que dejan de tocar en puertos mexicanos, enorme contracción en el masivo turismo yanqui, etc.

Una nueva e inmerecida plaga, después de la de la droga, para el desdichado México.

Inocencio Arias

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