viernes, octubre 4, 2024
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Lehendakari Patxi

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«El mundo no se va a caer. Mañana saldrá el sol, y las aceras estarán en su sitio», clamaba el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, ante los discursos de los portavoces nacionalistas y del propio Ibarretxe. Por su parte, Egíbar (PNV) contaba los días y los meses de la presente legislatura para emprender el trabajo «en el camino de la esperanza». La jornada gravitaba sobre la cuestión de la legitimidad de la candidatura de López. El PNV reiteraba el argumento de que la representación en la Cámara Vasca no es la de la sociedad vasca; que falta el partido ilegalizado afín a ETA en el Parlamento, por la Ley de Partidos, y por el interés del PSE y del PP de que eso sea así.

El ‘malo’ de la película

La apelación de los nacionalistas a esa ‘legitimidad’ ha sido incesante. «Este país sigue pensando y votando nacionalista. No ha cambiado la sociedad: es (sólo) una decisión judicial», decían para poner de relieve la ausencia de la ilegalizada Batasuna. Esgrimían, para ello, la misma frase pronunciada recientemente por el presidente navarro Miguel Sanz (UPN), tal vez expresada con un prisma algo dispar. El argumento ha irritado especialmente a López. «¿Quiénes faltan? ¿Los que no condenan, comprenden, o incluso celebran los asesinatos? ¡Díganme qué idea está ilegalizada en esta Cámara!»

El PNV ha utilizado todos los recursos. Desde la alusión de «ultraderecha» sobre el apoyo popular a López al mensaje contrario: el de considerar que, al menos, los populares son «coherentes» con sus propuestas. Incluso Joseba Egíbar ha citado a María San Gil en 2005, cuando ofreció su apoyo al PSE sin condiciones para un cambio político, desde la distancia ideológica, aún con la certeza de que no daban los números (estaba representado el PCTV/EHAK). Ha sido Egíbar quien ha revivido a María San Gil, al tiempo que la permanente embestida de los nacionalistas al PSE se centraba en que fueran de la mano del PP.

Porque el Partido Popular era el «malo» del guión. En sus últimas palabras, Egíbar reproducía unos versos del poeta nacionalista vasco Lauaxeta para recordar que éste fue fusilado por los franquistas. «Estaría bien mirar hacia quienes son los sucesores de los franquistas», decía. Reproche de legitimidad al PSE por sus apoyos mientras le insistían una y otra vez: «Ustedes no son de fiar».

Ibarretxe se despide

Para entonces, ya había pasado el momento decisivo de la renuncia de Ibarretxe. La vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, abandonaba el escaño para no vivirlo en directo. La tarde estaba vencida y se acercaba la hora de la votación. El lehendakari en funciones traspasaba la responsabilidad de los votos recibidos al PNV: «Os ha dado (la sociedad) el apoyo al PNV. Por favor, liderad este País y también éste Parlamento». Se acercaba la cumbre: «Son mis últimas palabras para despedirme. Voy a iniciar un nuevo camino». Ya en el escaño, muy emocionado, los primeros afectos le han llegado del tripartito. Del Consejero de Justicia, Joseba Azkárraga (EA), y de Javier Madrazo (EB/IU), que se ha sentado junto a él.

La gravedad del momento ha disuadido a José Antonio Pastor (PSE), quien ha renunciado a su turno de palabra, al mostrarle respeto por su decisión. Pastor realizó uno de los discursos más solventes de la tarde.

¿Cómo se puede decir que venimos a disolver la autonomía, aquéllos que se levantan cada mañana y arriesgan sus vidas?»

El adiós de Ibarretxe ha brotado tras el segundo discurso de Patxi López. Fuera de guión, el líder socialista ha enarbolado con pasión su decisión de liderar el Gobierno mientras rebatía los grandes ataques de las fuerzas nacionalistas. «Identidad vasca… como si sólo hubiera una» -decía López- y ponía de manifiesto los dos modelos de país: «El que se propone hacer un país para todos y el que excluye a la mitad». De nada valieron los ataques y los guiños -que también los hubo, al final del discurso de Egíbar-, hacia el PSE. Patxi López defendió con énfasis su determinación: «No somos el frente españolista, somos vascos, pero tenemos una idea distinta a ustedes. ¿Cómo se puede decir que venimos a disolver la autonomía, aquéllos que se levantan cada mañana y arriesgan sus vidas?». Patxi López no ha querido cerrar puertas, sin embargo, y tendía una y otra vez su mano al PNV -ante la inicial desconfianza y mofa de las bancadas nacionalistas-. Y concluía: «Tenemos terreno para acordar; tenemos terreno».

La jornada histórica de elección del primer lehendakari no nacionalista en Euskadi ha pasado sin más sobresaltos,y a la hora prevista. La presidenta de la Cámara ha actuado con diligencia en los tiempos y la votación ha cantado: 39 votos del PSE, PP y UPyD, frente a 35 de Ibarretxe. Su adiós se ha unido a la llegada de un tiempo nuevo. En los pasillos de la Cámara, los socialistas se fundían en un largo abrazo. Otras emociones comenzaban a aflorar.

Chelo Aparicio

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