viernes, octubre 4, 2024
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No, señor Fornesa

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No es cierto el decirlo ni sería justo aceptarlo que «todos los ciudadanos somos responsables de la situación actual», tal como ha dicho el presidente saliente de Criteria y antes máximo responsable de La Caixa, Ricardo Fornesa, cuando ha querido salir al paso del comentario privado del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, diciendo, al referirse al actual estado de la economía española, que el problema «no es la grave crisis, sino los años de Zapatero: es que no lo ha hecho bien». Lo que se escucha a través de un micrófono inadvertidamente abierto no cabe entenderlo o refutarlo como si fuera una declaración formal. Eso no es un juicio crítico expuesto con voluntad de hacerlo, más allá de que tenga o no tenga razón, sea verdad o no lo sea.

De lo argumentado por el señor Fornesa, amigo del presidente Rodríguez, anfitrión suyo cuando la OPA de Gas Natural sobre Endesa pudo parecer que salía adelante -y así la que fue primera eléctrica española entraría en la órbita de La Caixa de parecida forma que lo había hecho Repsol-, resulta que la entrada del sistema financiero español en la cultura de las hipotecas subprime originada por la banca norteamericana fue un precipitado democrático de impecable legitimidad económica y de irreprochable gestión de los riesgos que ese proceder bancario generaba.

Del mismo razonamiento del ya jubilado presidente de Criteria, al que añade la reflexión de que el Gobierno no debía intervenir para romper el acoplamiento de la demanda de créditos a la insistida oferta que se hacía de ellos por parte de las instituciones financieras, pues el haberlo hecho -acabando con el ecosistema de los «ninjas»- habría generado una responsabilidad sistémica por coitus interruptus de todos los gobiernos. Poderes que tocaban el arpa como Nerón, mientras las instituciones financieras privadas y las autoridades monetarias, habían prendido fuego a la sostenibilidad del capitalismo como el propio Nerón había incendiado Roma.

Pero hay más que esto. Está lo que sí hizo el Gobierno de Rodríguez contra los principios del libre mercado a propósito de la OPA de Gas Natural sobre Endesa (pretensión de comprar por cuatro duros la joya de la corona) y de las danzas subsiguientes, con los turnos de la alemana E.On y de la italiana Enel. Una desgraciada historia de desmantelamientos y ventajistas, en fin, enmarcada históricamente en el instante que las naciones europeas buscaban su propio campeón energético mientras se fraguaba la gran turbulencia de los precios del petróleo, y la neocracia autoritaria rusa movía los gasoductos como látigos sobre las emancipadas naciones del Este europeo. Una historia de la desestructuración económica de España que va mucho más allá del agotamiento de un modelo de crecimiento económico basado en el ladrillo.

Mientras han sido otros los que se han comido la pieza que La Caixa quiso cazar, tirando a perdiz parada con la ayuda de Rodríguez, y en tanto han sido muchos miles de los cuatro millones de parados que no pueden pagar los préstamos conseguidos con hipoteca y sin ella durante la fiesta, es demasiado decir lo que ha dicho, sobre la responsabilidad colectiva de todos los españoles -incluso los que han perdido el empleo- quien celebró en su casa con ZP el éxito de una OPA que no fue tal, y que originó el escándalo europeo de los kilovatios de Endesa trapicheados contra el interés de España.

José Javaloyes

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