La sensación de alivio en la Moncloa al conocerse el dato del retroceso económico alemán (3,8 por ciento) en el primer trimestre puede que alcance el calificativo de indescriptible. El dato desborda aquello del “mal de muchos … Es que nosotros, españoles y alemanes, somos cuenta aparte entre los muchos, se habrán dicho por allí en este San Isidro tan helador como el del año antes del Plan de Estabilización. Pero la verdad es que si esto le pasa a la economía alemana, con su fuerza en la exportación, ¿qué futuro es el que nos espera a los españoles, sin competitividad tecnológica capaz de compensar nuestros elevados costes laborales?
Aunque tampoco a los franceses se encuentran en boyantía económica, coinciden con los alemanes en otras cosas que en la crisis y la crisis de las exportaciones por causa de la caída global de la demanda. París y Berlín recomponen en formato de eje su proximidad política dentro de la Unión Europea. Y lo hacen ratificando anteriores posicionamientos en lo referente a las aspiraciones de integración por parte de Turquía.
Ni Sarkozy ni Merkel están por la labor de que los turcos entren más en la UE que los marroquíes; es decir, que no alcancen los turcos más allá de la estricta relación preferencial. Aunque Turquía pertenezca a la propia OTAN y tenga, su aspiración de ser miembro de pleno derecho, apadrinada por Estados Unidos.
La resistencia franco-alemana está construida con una sólida argamasa de razones, principios e intereses. Ese material que cementa la resistencia europea a tal pretensión incluye desde las patentes realidades diferenciales en lo histórico, geográfico y cultural, a las proyecciones que se derivarían de la integración plenaria de los turcos – o de los marroquíes – en el plano demográfico.
En el plazo de muy pocas generaciones, la mayoría de los europeos serían hijos de padres musulmanes por dos géneros de mecanismos: por la fertilidad “del lecho del pobre”, que observaba Lanza del Vasto, y por la condición demográficamente explosiva de la poligamia, que es el ejército escondido que traen en su ajuar los observantes del Corán y seguidores del Profeta.
Para el medio y el largo plazo sería ésta la primera objeción que habría que plantear a la pretensión turca de la integración plena en la Unión Europea, donde la evolución demográfica no se define precisamente por su potencia y brillantez. Para plazos más cortos los inconvenientes son otros, menos dramáticos y trascendentales pero más decisivos en el orden de las mayorías para el gobierno, que en la situación actual otorgan la primogenitura a los alemanes desde el momento de su reunificación.
Y otras consideraciones merece la pretensión del primer interlocutor del presidente Rodríguez en su invento de la «alianza de civilizaciones». Podrá no ser reconocida la realidad de las raíces cristianas de Europa, por la resistencia acompasada de los objetores de siempre, pero no deberá ser aceptado que la floración religiosa del mañana europeo sea una floración presidida por el Creciente Fértil. Que no se quedaría en lo simplemente religioso sino que se derramaría, como está históricamente probado, en el plano de la política, de la cultura y hasta de la higiene.
José Javaloyes