La oferta alternativa que hará el Banco Santander a sus accionistas en otoño: acciones nuevas o dinero en metálico cuando haga efectivo el primer dividendo a cuenta del ejercicio, supone un test interesante sobre las preferencias de los ahorradores. No es una novedad, son varias las sociedades que combinan ambos procedimientos para satisfacer a sus accionistas. El resultado servirá de indicación para otras compañías.
Por ejemplo Abertis, uno de los valores más confiables del parqué español, compensa a sus accionistas con un dividendo interesante (rentabilidad del 4,5% este año) más una ampliación capital de una acción nueva por cada veinte. Viene haciéndolo así desde hace décadas y completando unos rendimientos que ayudan a la fidelidad de los inversores. Un inversor a largo plazo en Abertis (antes Acesa) ha obtenido unos rendimientos acumulados muy interesantes y poco especulativos.
El caso del Santander será ilustrativo por el volumen, un millón de accionistas a los que se preguntará qué prefieren: dinero en efectivo o papelitos. Accionistas satisfechos confiarán en incrementar el papel, lo cual tiene indudables ventajas para el emisor, en este caso para el Santander, ya que retiene los rendimientos aunque sea a costa de reducir la rentabilidad por título.
El Santander no duda en rectificar sus estrategias cuando las circunstancias lo aconsejan. Dijo que no ampliaría capital, que no diluiría el valor de sus títulos, pero al poco vio una oportunidad para reforzar los recursos propios y aprecio en el mercado hacia esa estrategia, y cambió la política prevista. También anunció que pretendía mantener y elevar el dividendo y pagarlo en metálico, pero semanas después rectificó abrió la puerta al pago, a elección del accionista, en papelitos.
Lo que hace el Santander, aunque copie a otros, marca tendencia y anima a los demás a hacer otro tanto. De manera que es probable que si los accionistas acuden a ampliar su número de acciones, otras compañías recurran a procedimientos semejantes.
Fernando González Urbaneja