La habitual encuesta del CIS, con preguntas a una muestra de 1500 personas, pone en su sitio el valor político electoral del pasado debate sobre el estado de la nación. El diagnóstico básico es que está muy pocha, alicaida y con moral baja. La nación está mal.
El resultado grueso de la encuesta, que está bien formulada, es que ganó Zapatero, porque así lo dicen el 37% de los encuestados que siguieron el debate que son menos de la mitad de los ciudadanos. Y de esa mitad escasa tres cuartas parten dicen mostrar decepción.
Frente a ese 37% zapaterista, los satisfechos con el jefe de la oposición son solo el 14%, que es un dato coherente con el dato habitual de aceptación de Rajoy, quizá más pobre, lo cual indicaría que sus intervenciones del martes no figurarán entre las mejores de su palmarés.
Casi el 30% de los encuestados dicen que perdieron los dos, y otro 20% proporciona respuestas diversas. De manera que la mitad de los que entran en tema están insatisfechos con ambos adversarios. El análisis más detallado de la encuesta debería preocupar a ambos dirigentes y a sus expertos y asesores.
Entre los que opinan tres cuartas partes dicen, con pesar, que los discursos fueron pródigo en reproches mutuos, mucho más que en propuestas sugestivas. Que se dedicaron más a zurrarse la badana que a preocuparse por los intereses de la ciudadanía.
Concluir que ganó Zapatero no es lo más inteligente, aunque vaya bien para la propaganda y para llenar unos titulares y despachar el trámite. El gobierno y su grupo parlamentario llegó preocupado al debate, temían una previsible derrota, pero se encontraron una oposición poco centrada y nada habilidosa.
En las filas del PP ocurre lo contrario, llegaban animosos, imaginaron que iban a ganar sin despeinarse y se vieron atrapados en la red de Zapatero. Experto en distracciones y en marear a Rajoy.
La encuesta del CIS debería advertirles a ambos que van por mal camino, que se van desangrando por méritos propios y ajenos y que más les valdría a ambos cooperar que confronytarse sin tregua. Van peor aun que el país, perdieron ambos por ausencia de proyecto.
Fernando González Urbaneja