El Real Mallorca, en representación del fútbol español, recibió en el Ono Estadi con el pasillo de campeón de Liga al Fútbol Club Barcelona. Un triunfo al que llega a través de la belleza. Por el fútbol bien jugado y con unas credenciales incuestionables a falta de dos jornadas para que el campeonato baje el telón a la temporada. Este Barça incansable que no se toma un momento de respiro ni con el marcador claramente dominado, que parece como si tuviera que remontar en el último minuto. Su único sentido es el avance hacia la victoria.
Ayer entonó el alirón, pero el triunfo estaba a caer desde que el Real Madrid aguantó como pudo hasta el batacazo del 2-6 del Bernabéu para después fundirse ante el Valencia y el Villarreal este pasado fin de semana para terminar su persecución del líder y tirar la toalla ante el Barcelona de Pep Guardiola, que conquistó la decimonovena Liga del club blaugrana corroborando su superioridad de fútbol y números demostrada a lo largo de toda la temporada.
Tres días después de la conquista de la Copa del Rey, pasando por encima del Athletic, el Barça ya tiene en sus vitrinas el segundo título, un campeonato de récords, y la posibilidad de hacer historia con la ‘triple corona’ ante el Manchester United en la final de la Liga de Campeones de Roma el próximo día 27.
Florentino Pérez sueña con un proyecto ganador a golpe de talonario, con el peligro que ello conlleva en un vestuario galáctico sin aún saber qué técnico va a poner al frente. En el Barça, tras una campaña turbulenta con Ronaldinho y Deco como cabecillas de un vestuario dividido, se impuso el seny al confiar a un novato de sangre azulgrana como Pep Guardiola una plantilla compuesta prácticamente por los jugadores de la pasada temporada, menos el brasileño y el portugués, más las incorporaciones de Alves y Piqué, y el ascenso de canteranos como Busquest, Bojan y Pedro.
La Liga la ha ganado el mejor. Y el Barça lo ha sido con su fútbol-espectáculo. Incluso con el valor añadido de soportar durante toda la segunda parte de la competición los arreones del Madrid. La forma y el día del alirón quedará como una simple anécdota en el balance de un trabajo bien elaborado desde la cantera, donde todos sus aprendices de futbolistas estudian el mismo libro que desarrolla a la perfección el nuevo campeón de Liga.
Antonio Cubero