La ministra de Hacienda ha confirmado que el Gobierno prepara un Fondo de Rescate bancario (y de cajas) adicional y superior a los Fondos de Garantía actuales, dotado con fondos públicos y con objeto de ampliar el margen de actuación actual. No hay prisa para constituir el Fondo pero se hará cuanto antes, aun con la opinión en contra de la parte más saneada del sistema financiero, que teme que las medidas de apoyo giren a contra de la parte competitiva del sistema.
La intervención de la CCM puso en evidencia que los mecanismos actuales no sirven. Una caja media, con una crisis previsible, requirió además de las actuaciones preceptivas del Banco de España con expediente al consejo de administración y suspensión y relevo del mismo, un acuerdo de consejo de ministros para habilitar los fondos precisos para sostener la caja.
En el caso CCM, la alternativa primera: compra por parte de otra entidad capaz de sanear la caja, fracasó tras meses de negociación. Una segunda opción, la intervención del Fondo de Garantía, no era viable por insuficiencia de recursos. De manera que tuvo que venir el Tesoro con un aval suficiente para sostener la caja. Constatado el problema, así como la posibilidad de nuevas intervenciones, parece razonable preparar un mecanismo adecuado para actuar cuando se requiera.
En principio parece que el Fondo estará dotado de 10.000 millones de euros de recursos permanentes y capacidad de captar o avalar hasta 100.000 millones. Esos recursos, más los 6.000 acumulados en los tres fondos de garantía, serían suficientes para actuar con la diligencia debida ante cualquier problema de liquidez o solvencia, más lo segundo que lo primero, ya que en situaciones de iliquidez hay otros mecanismos de actuación.
De momento, el foco de problemas está en las cajas, buena parte de las cuales están en estado de agitación y en busca de fusiones que eviten disgustos pero que no mermen los repartos de poder. Parece evidente que hay media docena de cajas (no más) capaces de asumir el papel de cabeza de cualquier proceso de fusión y gestión. Y que dos decenas de cajas pueden entrar en procesos de concentración para ampararse en el tamaño como defensa de problemas, como dique de solvencia.
Los procesos son más intensos y rápidos de lo que algunos estimaron meses atrás. Las resistencias políticas se debilitan una vez que está claro que los gobiernos autónomos que quieren mandar en las cajas no van a aportar fondos públicos para evitar insolvencias. De momento se consumen negociaciones de fusión en el propio territorio autonómico, pero si fracasan esos proyectos tendrá que ser, de nuevo, el Banco de España el que actúe con pocas contemplaciones y a cara de perro, con la autoridad del supervisor que hace bien su trabajo.
Preparar el Fondo de Rescate para que actúe cuando sea menester es una condición necesaria y preventiva; cuanto antes, mejor.
Fernando González Urbaneja