No son hechos como para proponerle para el Premio de Asturias de los Deportes, como hace unos días parece que quisieron para Pep Guardiola, pero sí me atrevo a sugerir que el premio ‘Juego Limpio’ con el que la Federación Española de Fútbol reconoce los valores humanos y deportivos le sea otorgado al centrocampista internacional del Fútbol Club Barcelona Xavi Hernández.
El capitán del Barça siempre se ha caracterizado por ser una persona moderada y cabal en todos los órdenes, pero sin tapujos ni ‘pelos en la lengua’. Rara vez pierde el sentido común en la vida y el respeto por los demás.
Aunque sea en cuestiones tan delicadas como la de las relaciones ideológicas entre los independentistas de Catalunya y el club blaugrana, en lo político, y del Barça con su eterno rival, el Real Madrid, en lo futbolístico el capitán azulgrana ha demostrado un seny que le hace ser querido como persona y admirado como profesional del fútbol.
Esta forma de ser tan clara y diáfana le ha valido a Xavi Hernández más de un disgusto. En algunos sectores catalanistas y algunos medios informativos afines se le criticó su ‘valentía’ al exclamar un «¡Viva España!» durante la celebración por las calles de Madrid de la Eurocopa conquistada por la selección española.
Unos meses después, y desgraciadamente silenciado por los periódicos deportivos de la Ciudad Condal en sus titulares, Xavi Hernández ha vuelto a dar una muestra de cordura y sensatez al afear públicamente en rueda de prensa la actitud de su compañero Gerard Piqué durante los festejos de los títulos de Liga y Copa del Rey, cuando arengó al público del Camp Nou a cantar «bote, bote, bote, madridista el que no bote».
El ejemplo de Xavi Hernández debería germinar no sólo en el vestuario del Barça, sino también en todos los clubes de nuestro fútbol.
Antonio Cubero