En ciertos espectáculos, el locutor de turno solía decir que para «poner broche de oro a la función…» iba a actuar la escultural vedette o el famoso cantante. La UEFA no lo dice, y hoy en el Estadio Olímpico de Roma se cierra la temporada futbolística con el escenario repleto de vedettes.
Fútbol Club Barcelona y Manchester United han demostrado ser los mejores equipos del continente, según han constatado en su carrera hacia la gloria deportiva. Ambos, sin embargo, representan dos estilos totalmente diferentes.
El Barça, equipo que ha entusiasmado esta temporada con el juego de Messi, Xavi, Iniesta y demás estrellas balompédicas, se va a enfrentar a un adversario que no practica la misma religión deportiva.
El Barça busca el triunfo en la jugada imaginativa, en la posesión constante del balón, en la inspiración de sus mejores hombres. Es conjunto que de medio campo hacia arriba admite muy pocas comparaciones.
El Manchester tiene toda la firmeza del fútbol inglés. En el Reino Unido existe un modo futbolístico al que se adaptan rápidamente los foráneos. No hay oscilaciones. Al fútbol juegan con más corazón que con toque exquisito.
No tendrá fácil el Barcelona dominar a un equipo que físicamente es más potente y que en la velocidad de su contragolpe puede sorprender porque está capacitado para ello.
Tal vez la mayoría de las miradas estarán centradas en Cristiano Ronaldo. Sus defensores a ultranza no le restan un ápice de calidad para llegar al Madrid y triunfar. Hay quienes piensan que en los partidos decisivos se pierde. Hoy pasará examen.
La clave barcelonista está en no perderse en carreras inútiles. No debe responder al juego del Manchester, sino aplicarse al suyo, que será como más incomode.
En el coliseo romano no deberían ganar los gladiadores.
Julián García Candau