No hace ni una década que la fusión del gigante consolidado Time Warner (medios clásicos de papel más cine y televisión) y del emergente American On Line (internet) parecía el paradigma de lo que había que hacer, el ejemplo a copiar aquel que quisiera ganar el futuro y el cielo. La fusión se valoró en cantidades siderales, más de cien mil millones de dólares que ahora han perdido un cero a la derecha. Y la gestión se fue complicando hasta hacerse indigesta. Donde imaginaron sinergias, ahorros y oportunidades éstas no han aparecido.
Finalmente hay que volver a las posiciones de partida, aun con todos los jugadores debilitados, desgastados y, en algún caso, agotados. Si se hubieran mantenido autónomas las compañías, es muy probable que hoy fueran más fuertes. Las fusiones curan poco, a veces complican y enferman más que sanan. Pocas veces se fusionan dos fuertes, casi siempre uno anda mal cuando no lo dos. No suman, suele ocurrir que uno más uno acabe dando menos que uno.
En el sector de los medios las fusiones suelen ser alternativa al cierre traumático, lo disimula y a veces complica. En España, por ejemplo, las fusiones de editoras y la diversificación a nuevos sectores han ido, en general, mal. Si apenas había capacidad para gestionar lo propio, añadir más tarea ha ayudado a estropearlo todo.
La diversificación y el multimedia sólo está al alcance de muy pocos, muy capaces y con algo de suerte. Los de AOL Time Warner anuncian ahora que segregarán el negocio antes de fin de año y lo entregarán a los accionistas. Ha sido un viaje a ninguna parte para ratificar aquello de zapatero a tus zapatos.
Fernando González Urbaneja