viernes, octubre 4, 2024
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Las tetas de Bibiana Aído, con perdón

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No me sorprende que Bibiana Aído esté orgullosa y se alegre «de utilizar estos términos» para devolver la palabra «tetas» al lenguaje normal y coloquial, quitándole todo el sentido grosero y peyorativo que hasta ahora, hipócritamente, se le daba.

Cierto es, que muchas personas no consideran la palabra «tetas» lo más correcto en el lenguaje de una señora ministra. Tampoco la palabra «culo» lo era hasta hace poco. Los cúrsiles lo denominaban «pompis». Pero de un tiempo a esta parte el culo está disputando a las tetas la atención mediática. Lo hemos visto, recientemente, en la visita del presidente de la república francesa, Nicolas Sarkozy, durante la que tanto Carla Bruni como Letizia Ortiz compitieron por el mejor trasero. Sin que nadie se escandalizara por ello. Hasta la prensa de opinión, como El País, le concedió honores de portada. A los dos culos.

«Tetas», junto a «mamar», es una de las primeras palabras que aprendemos cuando venimos al mundo. También la primera parte del cuerpo femenino a la que nos agarramos para mamar mucho antes, incluso, de contemplar tal hermosura.

Las «tetas» de la señora Aído (con perdón) nada que ver con la palabra «pecho», más genérica ya que tanto vale para el hombre como para la mujer, mientras que «tetas» sólo son de esta última.

Tetas hermosas desean tener todas las mujeres, incluso las muy jóvenes que, de un tiempo a esta parte, las solicitan como regalo de cumpleaños. Desde ahora, en adelante, ya no tendrán que pedirlas. Gracias a la ministra Aído, «una menor también podrá ponerse tetas sin la previa autorización de sus padres». Aunque estas tetas no tengan la hermosura natural de las de Sofía Loren en su día o las de Catherine Zeta Jones hoy.

¿Qué importa? Hermosas también son las siliconadas de Penélope Cruz. No tanto las de Anita García Obregón, precursora de eso que la ministra llama «ponerse tetas».

¿Que son de silicona? ¡Qué más da! Lo importante es tener tetas. Si son como dos carretas, que se decía antes, mejor.

Va a ser verdad que no hay paraíso sin tetas. Me gustaría saber si Bibiana Aído se siente en él (el paraíso). Bonita de cara sí que es.

De lo demás… yo soy un caballero.

Jaime Peñafiel

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