viernes, octubre 4, 2024
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Matrimonio del mismo sexo

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Hay días en que, a pesar de la crisis galopante de la prensa, los periódicos se venden solos. Los diarios catalanes habrán visto un subidón con la final de Copa, y una victoria azulgrana significará un récord de ventas. En Estados Unidos, hoy, dos acontecimientos han hecho que corra la tinta y el papel.

Obama, de un lado, ha propuesto a una hispana para el Tribunal Supremo, una primicia, mujer y latina, para un país en el que los hispanos son claramente la minoría más importante pero nunca habían detentado ese importante puesto. La decisión pone en un brete a la oposición republicana. No son muy entusiastas de la nominada Sonia Sotomayor por su pasado progre pero saben que oponerse será considerado como una afrenta por el votante hispano.

De otro, California ha vuelto a sorprender reafirmando solemnemente que la unión entre dos personas del mismo sexo no puede llamarse matrimonio. El Estado abierto que introduce las pautas sociales manifiesta por una abrumadora mayoría de su Corte Suprema, 6-1, que las uniones de homosexuales gozarán de los mismos derechos que las contraídas entre hombre y mujer pero no pueden ser llamadas matrimonio. La decisión llama la atención porque hace menos de un año la misma Corte, en una votación 4-3, había admitido, citando la Constitución californiana, la consideración de matrimonio para esas uniones.

La Corte se ha visto obligada a retractarse porque hace meses los opuestos a ese reconocimiento lograron que se prohibiera en una votación popular en la que participaron millones de personas, ambos bandos gastaron cantidades ingentes, y que ganaron con 52,5% contra el 47,5%. La California permisiva que legalizó en ciertos casos la marihuana, que tiene sin ninguna duda el mayor número de homosexuales en la nación -hay unas 100.000 parejas de gays reconocidas en el Estado-, se ha venido negando a abolir la pena de muerte y ahora refrenda, en referéndum y en decisión judicial, la prohibición de un matrimonio que ya es admitido en Vermont, Massachussets, Connecticut, Iowa… y dentro de poco lo puede ser en Nueva York.

La decisión californiana, que va en contra de la opinión del gobernador Schwarzenegger y de los periódicos más importantes del Estado, tiene curiosos aspectos jurídicos. No anula la validez de los matrimonios entre personas del mismo sexo contraídos en los meses en que estuvo permitido (hay 18.000), no se pronuncia sobre la validez de otros formalizados en otros lugares (España, Canadá, Massachussets…), no admite los que en adelante se formalicen en otros sitios.

La postura californiana reforzará las medidas prohibitivas en otros Estados del país, pero la batalla no ha hecho más que empezar. Las asociaciones de gays y lesbianas comienzan ya a recoger dinero para forzar otra votación popular. Algún analista les recomienda que, en vez de despilfarrar millones en anuncios agresivos o inoperantes (la actriz Charlize Theron cantando las bondades del matrimonio homosexual), deben cultivar dos clientelas, la hispana y la negra, que les fueron muy adversas en la campaña anterior y, sobre todo, dejar pasar unos años: los jóvenes, que se irán incorporando al electorado, parecen ser mucho más partidarios de la equiparación legal matrimonial que sus mayores.

Inocencio Arias

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