domingo, noviembre 24, 2024
- Publicidad -

González contra Zapatero

No te pierdas...

Crece la polémica y la tensión entre Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero a propósito de sus discrepancias sobre la crisis económica y otras políticas de este Gobierno que tienen que ver con la cohesión nacional, la energía o con la política exterior, y aquí incluida la política autonómica por no hablar directamente de una mayor discrepancia en lo que se refiere a la flagrante sumisión que Zapatero profesa con el Gobierno de la Generalitat de José Montilla. Y, en suma, por la deriva nacionalista del PSC-PSOE de la mano de ERC y en contra de las posiciones solidarias y tradicionales del Partido Socialista.

Zapatero le ha dicho a González que los toros no se ven igual en la plaza que desde la barrera, dando por supuesto que quien está atrincherado es su predecesor en el Gobierno y liderazgo del PSOE, y que el hoy presidente es quien dirige la lidia de la acción gubernamental y la estrategia y política del PSOE. Partido que, por cierto, ya lleva cosechadas dos derrotas, en Galicia y Europa, lo que prueba que el monclovita está haciendo una pésima faena.

Zapatero se queja, pues, de González, pero el ex presidente no cesa en su discurso crítico con el Gobierno y acaba de decir que si no se toman unas medidas urgentes y contundentes contra la crisis económica -de la que le dijo que el Gobierno podría hacer mucho más-, España se va a arrastrar por el suelo durante los próximos diez años, como le ha ocurrido Japón. Y lo ha dicho González a pocos días de criticar la política energética de Zapatero a propósito del cierre de la central nuclear de Garoña, y a unos meses de sus críticas contra la actual reforma del sistema de financiación autonómica. Las que encierran una velada oposición al modelo de la España confederal, o plural, que pretendía desarrollar Zapatero en la pasada legislatura, para favorecer un pacto político con ETA en una negociación de la que también discrepó González diciendo que Zapatero no tenía un plan alternativo para el fracaso del llamado proceso de paz (él parece que sí tuvo a los GAL).

Al fondo de todo esto aparece el Estatuto de Cataluña y el hecho cierto de que Montilla, en cuestiones claves del momento actual, hay días que parece el dueño y señor de la Moncloa, el castigador del consentido de Zapatero y el que tiene en sus manos la estabilidad parlamentaria del Gobierno si no le dan todo lo que exige, para alimentar del derroche insolidario del Gobierno de la Generalitat y la sed soberanista de sus socios de ERC. Lo hemos visto con los furiosos y desgarradores lamentos con el AVE, la terminal de El Prat, la financiación autonómica, las ayudas a Wolskwagen -que siguen siendo secretas-, con las grandes superficies comerciales, con la reforma de la ley de cajas de ahorro, y hasta con la esperada decisión sobre el Estatuto de Cataluña por parte del Tribunal Constitucional. Una Corte que, como dijo ayer su presidenta, María Emilia Casas, «está haciendo su trabajo» -faltaría más- y no tiene prisas, lo que quiere decir que acata la recomendación de Zapatero y Montilla de aplazar todo lo que pueda su decisión.

Sobre la política exterior de Zapatero cabe esperar que González piense lo mismo que Solana, es decir, que no existe. Sin olvidar su crítica abierta al apoyo que Zapatero ha dado a la reelección de Durao Barroso (el que fuera anfitrión de la cumbre de las Azores donde se anunció la guerra de Iraq) al frente de la Comisión Europea.

Y habría que ver lo que piensa González sobre los gobiernos de «diseño» de Zapatero -donde sobran cuatro ministerios y dos vicepresidencias-, y no digamos sobre la revisión de los pactos de la transición y la reapertura de las heridas de la Guerra Civil española, también al ritmo que ha impuesto el Gobierno de la Generalitat, con el archivo de Salamanca y luego con todo lo demás. Y a no olvidar en la lista de desencuentros las políticas mediáticas de Zapatero, más favorables al diario El Mundo y a La Sexta que a El País y Cuatro (el grupo felipista).

Naturalmente, no veremos un cara a cara entre González y Zapatero, pero es notoria la discrepancia entre ambos hasta en lo personal -recuérdese lo del «optimismo cargante» que citó González-, porque los socialistas saben que las guerras cainitas favorecen la pérdida del poder. Pero si la tendencia electoral del PSOE se mantiene a la baja y camina hacia la derrota electoral en el 2012, entonces no habría que descartar nada sobre lo que pueda ocurrir en el seno del Partido Socialista, hoy presidido por un Chaves muy tocado y gestionado por los inefables Blanco y Pajín, responsables respectivos de las recientes derrotas electorales de Galicia y Europa, sobre las que también habló González denunciando una estrategia equivocada.

Pablo Sebastián

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -