Tanto el Tesoro como las empresas mejor reputadas acuden a los mercados de capitales con razonable normalidad y captan los recursos que buscan a precios muy favorables. No ocurre lo mismo en la financiación al consumo y a las empresas y profesionales, segmentos que tienen que soportar las primas de riesgo y de cobertura de morosidad. Sólo la financiación hipotecaria, que compone el grueso de las carteras de crédito de muchos bancos y cajas, se salva de ese encarecimiento.
El Tesoro ha colocado esta semana casi 7.000 millones de euros a distintos plazos entre tres meses y tres años (letras y bonos) entre el 0,4 y el 2%, tipos de interés sin precedentes que difícilmente se sostendrán en el tiempo. Y empresas como Iberdrola o Telefónica se financian en los mercados internacionales con emisiones a medio y largo plazo referidas a bonos soberanos con diferenciales en torno a cien puntos básicos.
Y los bancos también completan con éxito emisiones de acciones y de bonos convertibles para aumentar su base de recursos propios. El Popular colocó en pocas horas 500 millones de euros en acciones nuevas a precio de mercado, aunque las bolsas ajustaron inmediatamente, incluso algo más, el efecto dilución que supone la ampliación. Además, el Popular colocará hasta 700 millones de euros en convertibles con rendimientos iniciales muy atractivos, hasta el 7%.
Otros bancos y cajas también colocan emisiones para refinanciarse y reforzar su base de recursos sin problemas de acogida en los mercados. Hay liquidez que busca activos razonablemente seguros a precios bajos en el corto plazo. Otra cuestión es el futuro de los tipos a medio plazo. El presidente del BCE ya ha apuntado que con la recuperación llegarán retiradas de apoyos a la misma, es decir, que los bajos tipos tienen un punto y aparte en un horizonte que no está lejano.
Fernando González Urbaneja