El entrenador del Real Madrid, Manuel Pellegrini, vuelve hoy a Villarreal en esta temporada de locos con el aval positivo de nueve puntos sobre nueve posibles, pero con el saldo negativo de haber escuchado algunos momentos de disconformidad de la ‘parroquia’ del Bernabéu y recibido las primeras críticas de la prensa a la espesura del juego y al sistema táctico de su equipo a pesar de su capacidad goleadora. Y todo ello aderezado con la presencia amenazante del Barcelona, que también sigue sin perder comba en el podio de la clasificación y sin apenas haber perdido la frescura y la magia de la campaña del triplete.
Desde su llegada al banquillo del Madrid, Pellegrini no ha tenido más momentos de poder expresar abiertamente su felicidad que en el día de su multitudinaria presentación como técnico blanco. Porque ni las tres victorias con goleadas en la Liga, más el triunfo de Zurich de la Liga de Campeones, le han servido para contar con el plácet de los aficionados y la aprobación de la prensa.
Pellegrini sigue firme con sus discutidas fórmulas 4-2-4 y no parece dar oídos a los ‘cuchicheos’ de que le imponen desde los despachos la alineación de Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema y Raúl. Como tampoco parece pesarle la cruz de las comparaciones con el ‘jogo bonito’ del Barça. Porque para el chileno, lo dijo ayer, «no pretendo que este equipo juegue igual que el Barça. Son dos públicos, dos concepciones de fútbol y dos estilos diferentes».
Mientras tanto, Manuel Pellegrini todavía seguirá en cuarentena. Está en el Real Madrid, con gente a la que no les ciega el ‘forofismo’ de seguidor de equipo menor de «ganar aunque sea jugando mal». Que hay aficionados que pagan para divertirse con sus cracks, y ver algo más que un carrusel de goles.
Antonio Cubero