Los críticos de Obama vienen sosteniendo que las reformas que prometió son lentas o imperceptibles. Hace días, con la histórica aprobación de la ley de reforma sanitaria, el Presidente dio un rotundo desmentido a ese escepticismo. Ahora llega el turno del tratamiento de los homosexuales en la Fuerzas Armadas.
Con arreglo a las disposiciones vigentes desde 1993, unos 13.000 militares han sido forzados a dejar la institución castrense en los últimos años. La ley obligaba a la superioridad a dar la baja al que manifestase abiertamente que era homosexual. En la práctica se había llegado a un compromiso fáctico por el cual los jefes no preguntaban y los militares no se pronunciaban sobre su orientación. Sin embargo, Obama en su reciente mensaje del Estado de la Unión dijo que su gobierno se movería para revocar la ley. El primer paso se anunció esta semana.
El Secretario de Defensa, Gates, expuso el jueves modificaciones en la práctica que harán más difícil la expulsión de los homosexuales o lesbianas, se reducirá la base para iniciar una investigación sobre la sexualidad de un soldado, se limitarán las pruebas que pueden ser utilizados contra ellos, se analizará cuidadosamente si una posible denuncia ha sido realizada por un compañero o amante despechado, y el proceso tendrá que ser supervisado por un general o un almirante.
La eliminación total de la prohibición es cuestión de tiempo, un año, tal vez. Existen reticencias. Un Teniente General, R. Mixon, Comandante del Ejército americano en el Pacífico, ha escrito una carta a abundantes mandos diciendo que protesten por el cambio que se avecina. Esto ha provocado una pública pronta llamada al orden de su superior G. Mullen, Jefe del Comando Conjunto de Estado Mayor, acompañada de la aclaración que las disensiones u opiniones de los militares tienen un canal interno para expresarse. Los altos mandos militares habían comparecido en las semanas pasadas en el Congreso sobre el tema. Sólo uno, el General que manda los marines se pronunció en contra de la desaparición de la prohibición.
La política del no pregunto, no contestas, había dado frutos. En el año 2001, unos 900 homosexuales y 200 lesbianas habían sido expulsados de las Fuerzas Armadas. En el 2009 el total fue de 428. Insuficientes, claro, para los que quieren pulverizar la discriminación.
Inocencio Arias