Esteban González Pons ha revelado hoy una serie de detalles jugosos a cuenta del abogado de Luis Bárcenas que ofrecen una curiosa imagen de las entrañas de la sede del PP. El vicesecretario de Comunicación ha contado a todo el mundo que sí, que es verdad que la factura de la defensa de Bárcenas está sobre una mesa de la calle Génova, número trece, planta alta. El ex tesorero pactó con el partido que ellos le pagaban el abogado. Como nadie entendió el asunto, al final arreglaron que la salida del partido suponía pagarse los gastos.
Pero González Pons dice que el pago de la factura se “estará negociando”. La mayoría de los mortales las pagamos. En el PP, por lo visto, las “negocian” una vez las han recibido. Debe de ser que el anuncio de Mariano Rajoy de reducir los gastos electorales “a la mínima expresión” ha extendido eso de apretarse el cinturón. La minuta del defensor de Bárcenas, Miguel Bajo, sube a 200.000 euros. Si, desde el principio, el PP corría con los gastos, lo lógico es que supieran cuánto cuestan las horas de trabajo de un abogado penalista de los buenos.
González Pons machaca a los periodistas diciendo qué es lo relevante. Para él, “lo relevante es que el PP ya no paga la factura”. Eso ya lo sabemos porque lo anunciaron. Lo que nunca se ha sabido es por qué el PP se comprometió a pagársela al principio. Supongo que a la mayoría de los abogados les debe horrorizar la imagen de un político contando a los periodistas lo elevado de tus minutas y la intención de llegar a un trato contigo para pagarte. “Lo normal es que quien ha realizado una tarea cobre esos honorarios”, ha dicho González Pons. Y esos honorarios deben ser “justos y acordes a la tarea que ha hecho”. Me resultan incomprensibles las intenciones de González Pons sugiriendo que hay que fijar “el precio justo” como en el concurso de la tele. ¿No era más fácil limitarse a repetir que el PP pagaba la primera parte de la parte contratante y Bárcenas, la segunda?
Luz Sanchis