Antonio Basagoiti, cabeza del PP en Euskadi, es uno de esos políticos que prefiere ser constructivo en vez de poner trabas, y por eso destaca. Capaz de llegar a un acuerdo con el PSOE a pesar de las críticas de propios y ajenos. De seguir llevándose bien con sus jefes de Madrid aunque a veces tenga que contradecirlos para defender los intereses de Euskadi. De poner cordura cuando las viejas glorias de su partido calientan el debate antiterrorista con conspiraciones y de calificar de “noticia cojonuda” una detención de etarras. Y capaz de desmarcarse de los que huelen a corrupción aunque su partido defienda el apoyo cerrado. A partir de hoy, en su hoja de servicios también figura haber conseguido que un presidente del PNV pise la sede del PP vasco.
Hoy ha vuelto a dar ejemplo de responsabilidad política. Esa expresión que todos los dirigentes reclaman pero que muy pocos practican. Mientras José María Aznar cosecha aplausos hablando de una España “llena de escombros y miseria” y Rajoy nos iguala a griegos y húngaros, Basagoiti se ha reunido con Iñigo Urkullu para hablar de medidas de ajuste económico. La sensación es que Urkullu ha ido a la sede del PP en Bilbao a quejarse del lehendakari. Los nacionalistas vascos acusan a Patxi López de no contarles nada sobre sus planes económicos. Dado que gobiernan las diputaciones y muchos ayuntamientos, los nacionalistas vascos lo consideran “una falta de respeto institucional”. Basagoiti se ha comprometido a trasladar a López el malestar, pero no va a quedarse en el papel de mensajero.
Convencido de que los políticos están “para resolver problemas y no para crearlos”, ha pedido el apoyo del PNV al plan de ajuste y le ha dicho a Urkullu que la situación no está para que los nacionalistas vascos se nieguen a arrimar el hombro como hicieron en el Congreso cuando se presentó el tijeretazo. Ahora se trata de que en Euskadi se “minimice el grupo de sufridores” de los recortes impuestos por Zapatero. Es decir, que las comparte pero, como eso es lo que hay, mejor echar una mano. Por mucho que se esfuerce, no parece que vaya a torcer la estrategia de los nacionalistas, más interesados en subirse al monte, pero se agradece que el representante del tercer partido de Euskadi en votos pida al del primero que no ponga piedras en el camino del segundo. Que tenga clara que su prioridad no es hundir a Zapatero sino mejorar la situación de su tierra. La lástima es que es una estampa poco habitual y no parece que vaya a cundir su ejemplo.
Luz Sanchis