domingo, noviembre 24, 2024
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EA, secundaria en la tragedia

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Durante toda la semana pasada se nos ha venido diciendo, sobre todo desde Eusko Alkartasuna, que la convocatoria conjunta de este partido con Batasuna iba a suponer un punto y aparte, un hecho decisivo en la vida política vasca, una oportunidad para “la paz”. Después, nada. Batasuna y EA no son capaces de condenar juntas a ETA, ni de nombrarla. Si pueden, claro, hablar del “conflicto” pero aclarando que no es el único que reconocemos los demás, el del terrorismo, sino el que hay que aclarar para que se pueda declarar el Estado vasco. Y parece que se apuntan, juntas, a la pasmosa idea de que se puede avanzar “por vías democráticas” sin hacer ningún esfuerzo para terminar con ETA, como si bastase con no nombrarla.

A Batasuna, de todos modos, le viene bien. Da la impresión de optar por la política, recibe los parabienes de un partido democrático y -aunque escasamente- con representación parlamentaria, busca esquivar la responsabilidad de ser parte evidente del entramado de la banda con la compañía de este grupo de nacionalistas abandonados por los votantes. Todo el efecto es a su favor y no extraña que, con tan poco coste, se abonen a sacar partido de este ejercicio de hipocresía.

Lo que es más difícil de entender es que EA, que pretendía ser la versión (levemente) progresista del PNV, se haya sumido en esta operación de maquillaje de Batasuna, de intentar sacarle las castañas del fuego, dilapidando todo su pasado. Es cierto que el partido fundado por Carlos Garaikoetxea ya no tiene prácticamente castañas: abandonada en las urnas, dividida internamente después de sufrir escisiones y caos programático. Pero no va tampoco a sacar castañas de Batasuna. Sólo le queda el fuego.

Germán Yanke

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