domingo, noviembre 24, 2024
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Rajoy y Urkullu

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Si no estuviera todo envenenado, una reunión entre los presidentes de dos partidos con representación parlamentaria no causaría tanta expectación, ni tanto entusiasmo entre algunos, ni tanto malestar entre otros. Sin embargo, a la celebrada ayer entre Mariano Rajoy e Iñigo Urkullu se le quiere dar una trascendencia que no tiene ni la voluntad de hablar de cómo se puede mejorar la situación actual (que debe ser la crisis económica) o de constatar que el PP está a favor del Concierto Económico, que es una obviedad y que no es, por cierto, la discrepancia actualmente en el Tribunal Constitucional sobre la equiparación, a efectos de recursos, entre la legislación fiscal de las diputaciones forales –que detentan una competencia que no es del Parlamento Vasco-, y la de otras comunidades autónomas.

Puestos a poner la retórica por delante, el presidente del PP declaró ayer que «es muy fácil hablar con Urkullu». Muy bien. Lo difícil para su partido es llegar a acuerdos en algunas cuestiones sustanciales tras que también son fundamentales para la situación política actual, tanto de manera particular en el País Vasco como de modo general en España.

Lo paradójico es que a una mera relación entre partidos, que ya veremos en qué termina, quieran algunos del PP darle una importancia que, más discreto y más eficaz, no le dio Antonio Basagoiti en Bilbao después de entrevistarse con el mismo político nacionalista.

A Urkullu le interesa el gesto para colocarse en posición más exigente en una eventual negociación –política además de económica-, con el presidente Rodríguez Zapatero de cara a los Presupuestos de 2011.

A Rajoy le interesa porque quiere dar la impresión de que es él el que puede lograr entendimientos en asuntos concretos en un momento en el que la soledad del Gobierno se constata día a día.

Entra dentro de la lógica de las estrategias. No es eso lo que me parece importante, sino que el entusiasmo vaya más allá de lo razonable.

Si el presidente debería saber que su margen de negociación con el PNV no debe afectar a la solidez del Gobierno de Patxi López en Vitoria y a un proyecto constitucional general, sería pasmoso que, por muy fácil que sea el diálogo, el PP no se moviera en ese mismo marco.

Germán Yanke

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