El conseller de Economía de la Generalitat, Antoni Castells, dice que quiere ayudar a José Montilla a ganar las elecciones catalanas pero que “también hay que pensar en el día siguiente”. Para eso, para arrimar el hombro, ha renunciado a repetir en las listas, ha recordado a los suyos que la cúpula del PSC está demasiado sometida al PSOE y luego se ha permitido echarles en cara que estén resignados a perder. Como para no ser pesimista. Por eso Castells se ha lanzado a aprovechar su momento y se ha vendido como futuro líder.
Con semejante favor, Montilla tiene ahora un problema más. Por si las encuestas en contra, el eterno bucle del Estatut un año más y las acusaciones de “doblegarse” ante el PSOE no eran suficientes, Castells ha dejado a Montilla hecho unos zorros. Pero una de las frases más interesantes de la entrevista que concedió a los diarios Avui y El Punt es que Castells cae en la cuenta de que el Estatut “visto con perspectiva, quizá debería haber sido pactado no sólo con Zapatero sino también con el PP”.
Es fácil decirlo ahora pero, cuando se negociaba, ni el PSC ni el PP hicieron intentos serios para acercar posturas y la guerra acabó siendo frontal. Aun así, no es habitual en la Cataluña de los últimos tiempos oír una frase como ésa en boca de un dirigente socialista. El hombre se ha dado cuenta de que José Luis Rodríguez Zapatero empezó a hablar del Estatut “como si no fuera con él” nada más pronunciarse el Tribunal Constitucional y se siente ofendido.
Castells no podía esperar que Zapatero se declarase insumiso ante la sentencia. Pero el hecho es que él ya desconfiaba de las intenciones del líder del PSOE desde hace tiempo y nunca fue tan entusiasta como Montilla o Carme Chacón a la hora de obedecer a Madrid. Así que en la pelea por relevar a Montilla, Zapatero puede acabar viendo como entra en liza un candidato sumamente interesado en marcar distancias con él.
Luz Sanchis