Habrá que reconocer que el PSOE tiene una cierta habilidad, cuando se presenta la ocasión, para dejar que el PP se cueza en la salsa de los problemas y las contradicciones. Un empujoncito aquí, una declaración allá, un recuerdo del pasado, una broma poco graciosa y el PP, en esos momentos de zozobra, se queda entre paralizado y enfebrecido. El efecto no dura siempre pero, mientras pasa, algo va quedando, aunque sea la arenilla que, a la postre, dificulta el buen funcionamiento de la maquinaria.
El PP, sin embargo, se suele mostrar torpe en circunstancias similares casi se diría que, precisamente porque las cosas pasan, no se vuelven siempre contra él cuando quiere meter el dedo en el ojo del adversario. Estos días lo confirman dado el poco acierto con el que algunos dirigentes del PP se han querido hacer presentes en la batalla organizada por el presidente Rodríguez Zapatero entre los socialistas madrileños. Para empezar se dedicaron a criticar, a veces con un aire un poco vulgar, a la ministra de Sanidad, la preferida por el presidente y secretario general del PSOE, como si, queriendo mostrarse ingeniosos, ratificaran que la tienen miedo, que puede hacer al PP más daño que otros, que la dirección nacional hace bien en preferirla a Gómez. Resultaría un absurdo, tal y como funcionan los partidos en España, que el PP criticara los procedimientos internos de Rodríguez Zapatero, pero esta batallita contra Trinidad Jiménez no hace sino dificultar la contemplación de la batalla montada en el PSOE.
Por si fuese poco, en el momento en que Jiménez anuncia su intención de presentarse a las primarias internas de los socialistas madrileños, el PP –nada menos que Esteban González Pons- pide que, en ese caso, dimita como ministra, lo que no tiene ningún sentido salvo el de ratificar que el PP está de acuerdo, al menos en esto, con el presidente del Gobierno: como acierta en la apuesta por la ministra de Sanidad es el adversario a batir antes incluso de la campaña electoral. Me temo que se equivocan todos y, sin duda, se equivoca el PP.
Germán Yanke