Después de unas cuantas decenas de años discutiendo, en Cataluña parecen tener claras las respuestas al ¿de dónde venimos? y ¿quiénes somos? Sobre esto último aún no han convencido al resto de España, que ve el tamaño de la palabra nación demasiado grande, pero lo acuciante allí y ahora es contestar con seguridad al ¿a dónde vamos? Mientras, los políticos catalanes parecen el típico grupo de amigos que salen un sábado y se quedan media noche apoyados en un coche mientras deciden dónde toman la última copa.
La idea era que el Estatut sirviera para eso. Para decidir el plan para los próximos 20 o 25 años. Dado que el Tribunal Constitucional hizo de agente de la ley que se carga la fiesta al hacer el obligado test de alcoholemia, la estampa sigue siendo la de la parálisis. El ex president por antonomasia, Jordi Pujol, se confiesa perdido. No tiene ni idea de dónde está guardo el papelito con la fórmula de su encaje ideal de Cataluña en España. En un homenaje universitario a su admirado Jaume Vicens Vives, Pujol no quiso decir ayer si el futuro es el independentismo, la confederación o el dichoso referendo sobre el derecho a decidir. En este último punto, CiU sigue dando rodeos y su mensaje a los catalanes es un “sí a la autodeterminación pero no del todo”. Pujol, mucho más hábil que José María Aznar para encontrar su sitio de jarrón chino, ya sólo dice que entre el poder de Barcelona y el de Madrid hay “un muro muy infranqueable”. Y les pasa una patata ardiendo a los jóvenes al decirles que ellos tienen que resolver “la encrucijada”, que él ya está mayor para esas cosas.
Mientras, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega se empeña en convencer a los catalanes de que el Consejo de Ministros tiene la Operación Rescate del Estatut como primer punto del orden del día. El apartado 1 es la promesa de empezar en septiembre la reforma de la ley del poder judicial para dar cabida a los consejos autonómicos. Después, se apretará el acelerador para conceder antes de las elecciones autonómicas los traspasos de competencias prometidos, a ver si con esas dos cosas José Montilla coge aire.
De momento, sólo los socialistas catalanes parecen aliviados. Los de ERC han declarado que se ha puesto en marcha “la máquina de fabricar humo”. El PP ha anunciado que se opondrá a cualquier fórmula de solución. En CiU sólo quieren que lleguen las elecciones ya.
Luz Sanchis