En estos primeros días de septiembre han vuelto uno a uno los capítulos de la reentré política. Zapatero y Psoe, Gobierno y partido, empiezan mal el curso. La credibilidad del Presidente está tocada; los presupuestos cuelgan del PNV; hay crisis de Gobierno por goteo (adiós Corbacho, adiós Jiménez, ¿el siguiente?); 61.000 parados más el mes de agosto; las cañerías de Ferraz chirrían a su paso por Madrid y Cataluña; y en el termómetro, como llama Rubalcaba a las encuestas, el mercurio marca una extrema debilidad electoral.
Con todas las crisis juntas, se acabó la partida para tantas alfombras. En la nueva temporada ya no hay quién tape nada. Por eso no se entiende cómo el Partido Popular, con sólo un frente abierto, con los datos de cara, con el viento a favor, con los votantes dispuestos a votarles, se empeña en ocultar el caso Gürtel. Según expertos del CIS, Rajoy no ganará en 2012 sin solucionar la corrupción. Parece lógico, con los votos de siempre ha perdido dos veces, y los que le faltan están precisamente en la franja de ciudadanos que no pasan por una gestión ajena a los problemas. Gürtel, lo mire o no de frente, es uno grave.
En cuanto a las sorpresas policiales, Rajoy puede estar tranquilo. El nuevo informe con más pruebas de financiación ilegal, si le sirve como noticia, es el último. Los cien folios dan por zanjado el asunto del dinero ilegal del partido en Valencia.
En el escenario han encontrado el cuerpo, la sangre y el cuchillo, no hay más que investigar. 440.000 euros en facturas ficticias de tres constructores valencianos en la sede de Orange Market, sucursal levantina de Correa, y otros 405.000 euros de dinero negro desde el PP a la empresa administrada por el bigotes, para actos, ferias, eventos y campañas dentro y fuera de la Generalitat.
Más entretenido que los cuadros de números son los nueve pinchazos telefónicos. Ricardo Costa y David Serra, entonces Secretario general y Vicesecretario regional, sabían que ‘el de las galletas’ ocultaba la identidad de Enrique Ortiz, propietario del Hércules Club de Fútbol, imputado por amañar partidos. Ambos negocian con el constructor ‘lo de las magdalenas’, talones que, a veces, no llegaban a tiempo.
Si el juez Pedreira utiliza el informe, entonces, no sólo estaría ante un mal tipificado posible delito de financiación de partidos. El dinero de la caja b se mueve a cambio de algo y se traduce en una red de sobornos y cohechos: contratos, adjudicaciones, coches de lujo, los trajes como guinda del entramado. Con esta perspectiva, ¿Qué gana Rajoy manteniendo a Camps? En su apuesta por tomar decisiones a ritmo de las resoluciones judiciales, el escándalo, con unos dos años de vida por delante, le acompañará a las urnas. Por suerte para el líder del PP, él da las órdenes. Aunque podrían acabar preguntándole lo contrario que decía el Rey a Chávez, ‘Rajoy, ¿Por qué te callas?’
Pilar Velasco