lunes, noviembre 25, 2024
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ETA, como siempre

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Nadie puede creer, en primer lugar, que el comunicado hecho público ayer por ETA es una respuesta a la sugerencia de Batasuna filtrada unas horas antes. Mientras se filtraba interesadamente ésta –en la que ya se veía que no se rechazaba la violencia o se mostraba una separación de la banda- ya debía estar el asesor Currin llevando el vídeo de los pistoleros a la BBC. Si se ha querido dar la impresión de que, como se decía antaño, no hay una “vinculación orgánica” entre Batasuna y ETA la operación ha sido un fracaso rotundo. Se trata, más bien, de una estrategia inaceptable. En primer lugar, se constata de nuevo que en la banda y en su entorno no existen los resortes internos éticos y políticos para abandonar la violencia, que es parte de su entraña ideológica. A lo más que puede llegar, que es lo menos, es a detener su actividad asesina –que no la criminal- para conseguir algún objetivo inmediato por otros medios. Lo que tenemos aquí es, sencillamente una ETA que no quiere disolverse, una Batasuna dispuesta a toda maniobra cínica para conseguir colarse en las elecciones locales y una EA desarbolada, intelectual y políticamente que se inclina peligrosamente a dar oportunidad a cualquier mistificación para sobrevivir más allá del evidente abandono de sus votantes. Una triple operación de supervivencia.

Todo ello, además, en un escenario que demuestra, que todo paso hacia el fin de la banda es consecuencia de una política de firmeza en la que las fuerzas de seguridad colocan a los terroristas a disposición de la Justicia y los partidos políticos se reafirman en la voluntad de no ceder ni dar aire para respirar al totalitarismo violento, sus secuaces y colaboradores. El alto el fuego, evidenciado ayer como una trampa al sentido común y a la decencia, revela que el Gobierno y los partidos democráticos han estado en el camino adecuado y que ETA no es una organización que utiliza la violencia en la defensa de una ideología sino, como dijera Unamuno de algunos movimientos violentos de los años treinta, una mafia que pretende usar la ideología a favor de la violencia. Las dos cosas serán condenables pero esta última exige, además de la condena, no dejarse engañar ni equivocar la estrategia de quienes desean la paz y la libertad.

Nada ha de cambiar, por lo tanto, en la larga batalla contra el terror, Si lo que se está haciendo funciona, habrá que sostenerlo y no cambiarlo por una mezcla tan burda de falsedades y apariencias vergonzosas. Lo único que se debería echar en falta de la jornada de ayer es el encuentro entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición para hacer visible que la estrategia consensuada es y seguirá siendo la misma. Y seguir persiguiendo a los criminales que, por interesadamente durmientes, no dejan de serlo. Estos, además, ya se ve que duermen con un ojo abierto.

Germán Yanke

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