sábado, noviembre 23, 2024
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Los mediadores

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Tras los dos extravagantes comunicados de ETA, en los que no hay ni tregua, ni es por tanto permanente ni verificable, el Gobierno ha subrayado que, sin noticias nuevas, no hay cambio alguno. Vamos, que se va a seguir haciendo lo que se hacía y que la política antiterrorista es la que conocemos. Está muy bien, naturalmente, porque es una política pactada entre los dos grandes partidos que ha dado como resultado una ETA ahogada y debilitada. Si no tiene, como realmente no tiene, resortes internos –ni morales ni estratégicos- para disolverse, tendrá que ser borrada del mapa por una política adecuada.

Sin embargo, la política antiterrorista no responde a una instantánea que se prolonga en el tiempo, sino a una actividad constante en la que, con los mismos principios, hay que adecuar la batalla del Estado de Derecho contra los criminales. Si se observan deficiencias, deben ser corregidas. Si la legislación es insuficiente, debe ser revisada, como de hecho se está haciendo en materia electoral y de Régimen Local. Si la banda quiere perpetuar su existencia y lograr réditos políticos por senderos que hasta ahora no había recorrido, deben ser interceptados con sentido común.

Lo que pretende ahora ETA es obtener, para sostener su existencia y sacar rédito político, un apoyo exterior que no encuentra ya en el interior. Quiere, por tanto, entrevistarse con el grupo de personas que firmaron la esperpéntica Declaración de Bruselas para “analizar la situación”. Los firmantes, que al parecer aceptan que se les llame –gracias al asesor de Batasuna Brian Currin- “mediadores”, le pedían a la banda una tregua indefinida y verificable y al Estado que fuera “sensible” e hiciera algún movimiento.  ETA no ha hecho nada pero ya se habla de encuentros. A nadie se le oculta que, en las circunstancias de esta patraña, el Gobierno, el ministerio de Asuntos Exteriores, las embajadas correspondientes, tendrían que haber hablado ya, con la contundencia necesaria, con la Fundación Mandela, el obispo Tutu, la señora Robinson y los señores De Klerk, Hume y demás, y explicarles lo que a todas luces desconocen además de advertirles de las consecuencias de reunirse directamente con una banda que está en todas las listas internacionales de organizaciones terroristas.

En esto, y en la acción exterior que contradiga el trabajo que Batasuna hace en diversos países y organizaciones, no cabe seguir sin hacer nada. O haciendo lo mismo ya que ha sido, desgraciadamente, un territorio abandonado por el Gobierno. Quizá por ello es por donde ahora quiere transitar ETA.

Germán Yanke

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