En la previa a la disputa y el resultado de las primarias, tanto en Moncloa como en el gabinete de Presidencia, en Ferraz, el equipo de la ministra de Sanidad Trinidad Jiménez y el del secretario general del PSM, Tomás Gómez, coinciden en que “la cosa está muy ajustada”. Quién se lo iba a decir a cualquiera de ellos, Gómez que pasó un mal verano viéndose fuera, o al resto, seguros de una victoria holgada.
Se han acortado tanto las distancias, que hasta José Blanco cambió su agenda este viernes a última hora. No tenía previsto hacerse la foto con la candidata Jiménez y acudió junto a ella al cierre de un acto de agrupaciones. O Elena Valenciano, miembro del Comité Federal, que dará entrevistas a los medios durante este domingo, al tiempo que se votan las primarias. Intentos de empujar a Jiménez hacia delante que algunos miembros de la Secretaría de Organización del partido lo ven como una estrategia de doble filo, “cuánto más se vean estos apoyos hacia Jiménez, no sabemos si le da votos, pero reafirma más los de Tomás”.
Trini y Gómez se ven ganar y perder al mismo tiempo. Los dos hacen cábalas para ajustar el juego lo mejor posible. Tienen las esperanzas puestas en la participación. Si de los 18.000 militantes del PSM sumaron 12.000 avales, confían en que con el 80 por ciento, esos militantes, dos mil aproximadamente, decidirán a favor de Trinidad Jiménez, creen unos, o de Gómez, para otros. Ganar ese pellizco de votos, un 30 por ciento del total aproximadamente, es clave. Son militantes que no hacen vida orgánica en el partido y podrían ser más influenciables en las últimas horas de campaña.
Con el resultado muy ajustado las primarias podrían no acabar este domingo. Todo está preparado para arañar un voto arriba o abajo. Y si la victoria es por unas cuantas papeletas, como dicen en la sede del PSOE, “sería la guerra abierta”. De ahí que cunda el recelo ante posibles irregularidades en los dos bandos. En Ferraz 55, sede de Jiménez, han reunido a un grupo de seis abogados por si tienen que interponer recursos. Gómez también tiene los suyos. Los interventores, en muchos casos, los ha elegido en Parla, municipio que gobernó y controla desde los años noventa.
En la Comisión Federal de Garantías están tranquilos. Sus miembros mantienen que la votación se peleará en cada mesa. Los dos tienen representantes. A lo largo del día, el presidente, elegido por sorteo, irá dando las cifras a Ferraz. Y cada interventor le cantará los datos a la sede de Jiménez y Gómez, respectivamente. Cuatro observadores en Ferraz vigilarán el proceso. De ellos, dicen, no se puede dudar. Algunos trabajan en la sede desde 1977, son los responsables del censo, gente histórica del partido.
Al margen de quien gane, ¿En qué situación queda el partido socialista el día después? En la sede de Ferraz, con la victoria de Trini ven tres opciones. “Que Tomás dimita esa misma noche; un pacto con Trinidad Jiménez que les lleve a una transición tranquila con una bicefalia de poderes; o una pelea orgánica entre ellos”, explica un miembro de la dirección.
Si gana Tomás Gómez, los suyos dicen que reunificará el partido. A su manera. Su ideólogo, José Andrés Torres Mora, defiende que así sea: “Nadie puede condicionar su agenda, él pondrá a quien quiera. Por algo es el único dueño de su victoria y de su fracaso”. En Ferraz, si gana Tomás, lo tienen claro : “Lo primero que haríamos sería disimular el problema, pero la Dirección Federal tiene un problema”.
El carrusel de primarias está listo, once municipios, además de Canarias, Murcia, Madrid. En las islas la lección del proceso de elegir candidatos, un instrumento todavía a engrasar, será la integración, en Murcia ha incentivado a una militancia adormecida y en la capital, para la dirección que las impulsó, el viejo algoritmo del dividir no se sabe si terminará en un ‘vencerás’.
Pilar Velasco