sábado, noviembre 23, 2024
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La reinvención de Zapatero

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Ahora resulta que no sólo los del PP son unos desalmados que, con un programa que consiste únicamente en decir que no, se niegan a aceptar las previsiones con las que el Gobierno ha elaborado los Presupuestos para 2011. Ahora resulta que el gobernador del Banco de España, el Fondo Monetario Internacional y hasta algunos ilustres economistas más próximos ideológicamente al PSOE que a la derecha, recelan del crecimiento previsto y, en consecuencia, de los ingresos computados, de la consolidación fiscal, del coste que supondrá un mayor paro, etc. La facilidad con que el presidente Rodríguez Zapatero, asistido por un aura de sorprendente credibilidad durante su primera legislatura, pierde ahora día a día y no recupera la confianza de propios y extraños es tan veloz como sorprendente. Un desastre político para él y su partido, mientras se acercan los próximos comicios como antesala de las generales de 2012 y como termómetro de la situación política.

Se ha extendido últimamente una suerte de falso análisis según el cual el cambio de rumbo en la política económica se debe a la imposición internacional, europea de modo más obligatorio, de una serie de criterios como bien podrían haber sido otros. No es así. Lo que el ECOFIN y el Consejo hicieron, como venían haciendo mucho antes otros, es poner frontalmente de manifiesto que los presupuestos en los que basaba Rodríguez Zapatero su programa eran falsos, que estábamos mucho peor de lo que se decía, que nuestro sistema productivo, financiero y laboral no daba resultados, que no vivíamos en la isla oficial que se dibujaba y que nuestro camino hacia el abismo afectaba directamente al euro y a nuestros socios. Es decir, España recibió a gritos una lección y un duro examen pero no un programa concreto, como demuestra la variedad y los matices con que unos y otros se han enfrentado a la crisis.

Lo que se ha hecho, en el marco que se ha impuesto a la larga ceguera del Gobierno, es responsabilidad de éste y no de “los mercados” o los organismos internacionales. Y lo que se ha hecho, como se va viendo y demuestra el proyecto de cuentas públicas para el próximo año, es corregir la deriva hacia el caos sin afrontar con energía tanto el reconocimiento de la realidad como las reformas estructurales necesarias. No se evita el precipicio haciendo slalom, desde luego. La respuesta que ahora se requiere no va dirigida, del mismo modo, a los organismos internacionales, sino a nuestra lamentable situación que es a que los mercados, como sistema de información, y los contribuyentes, como paganos, constatan mejor que el Gobierno. O, al menos, no se ven impelidos a disimular como éste.

La enormidad de las reformas, que afectan directamente a una estructura del Estado de las Autonomías que se ha ido de las manos, es tal que da vértigo. Pero son necesarias. En este momento de crisis política del presidente el reto, el que interesa a los ciudadanos, no es tanto que se “reinvente”, como algunos le proponen, sino que reinvente el programa sobre bases reales.

Germán Yanke

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