La colección “Clásicos Uruguayos”, creada y dirigida durante años por el Profesor Juan Pivel Devoto, quien fue director de los Museo Histórico Nacional, Ministro de Educación y Previsión Social y presidente del Codicen (tras el regreso a la democracia, estando así al frente de la Enseñanza) marcó un sendero inolvidable en las letras nacionales, editando las obras sobresalientes de los más importantes escritores del país. Llegó la dictadura y, por años, dejaron de aparecer. Finalmente, con la dirección del académico Wilfredo Penco, el impulso del Ministerio de Cultura y del Archivo Nacional y la Biblioteca Nacional, ha renacido. Contamos con nuevos ejemplares, ya, de obras destacadas, manteniéndose el diseño gráfico de siempre y su característica singular: vastos y hondos prólogos, para cada obra.
Han aparecido, en esta nueva etapa, el clásico “Espiritualismo y positivismo en el Uruguay”, del Profesor Arturo Ardao (nacido en Lavalleja en 1918 y falleció en 2003), una obra sustancial en el análisis de la corrientes de nuestra historia. Ha sido prologada por Jorge Liberati, quien analiza la consciencia filosófica de Ardao. La creación literaria, por cierto, formaba parte de “Clásicos Uruguayos” y, en consecuencia, se han editado tres obras insoslayables de nuestra literatura. Por un lado, la novela de Clara Silva (nacida en 1902 y fallecida en 1976) llamada “Aviso a la población”, prologada por Carina Blixen. Clara Silva escribió en el suplemento dominical del periódico ‘El País’ de Montevideo sus comentarios de libros. Por otro lado, retorna la casi inhallable novela de José Pedro Díaz (1921/2006) “Los fuegos de San Telmo”, con prólogo de Jean Phillipe Bernabé, quien destaca el componente autobiográfico de esta “nouvelle”, precisa y ceñida, con un eco poético envolvente, en torno al viaje del autor a Marina di Camerota, y a sí mismo. También se acaba de editar en “Clásicos Uruguayos”, “La vida breve”, para algunos la obra maestra de Juan Carlos Onetti (1909/84), con un prólogo de Hortensia Campanella. En esta novela, a la manera de Faulkner, Onetti inventa a Santa María, un universo que podría situarse en el litoral argentino y no lejos del uruguayo. El personaje creador de la Santa María es Brausen. Esste lugar es retablo de las posteriores invenciones onettianas, en las que entran y salen los principales habitantes de ese mundo de manera balzaciana, como Díaz Grey y Junta/Larsen, protagonistas, todos ellos, de aventuras y desventuras de no pocas historias oscuras. Según Vargas Llosa, “La vida breve” es la novela más trabajada de Onetti y una de las más ambiciosas de la literatura latinoamericana.
Cabe saludar la vuelta de los “Clásicos Uruguayos”, recorriendo un nuevo camino a través de obras tan importantes como las mencionadas, y esperamos que, sin prisa y sin pausa, sigan enriqueciendo el panorama literario uruguayo las obras de nuestra historia, ideas y creación literaria.
Rubén Loza Aguerrebere