Los resultados electorales no se conocerán hasta la noche del martes. Pero con suerte, no tendrá que esperar. Esto se debe a que tiene a los pronosticadores.
El Club Económico de Washington invitaba a tres miembros de esta especie a un almuerzo el lunes, con motivo de una sesión titulada «Los resultados de las parlamentarias una jornada antes».
El tertuliano número 1, Mark Halperin, de Time, informaba a los juristas y empresarios reunidos de los muchos escaños con los que se van a hacer los Republicanos: «55 al menos, y creo que podrían llegar a los 85». Al tiempo que admitía que sus ciencias adivinatorias son imperfectas, Halperin añadía: «Si quiere una cifra exacta, 75,2».
«Yo voy a optar por 58», ofrecía el tertuliano número dos, Claire Shipman, de ABC News.
«Es posible que sean menos de 50», sugería el crítico número tres, Jim VandeHei, del Politico. O, añadía, «Tal vez 85. No creo que sea inconcebible que sea mucho mayor de lo que anticipa todo el mundo tanto en la Cámara como en el Senado».
Entonces recapitulemos: Los Republicanos se harán probablemente con 75 escaños, o tal vez 58, pero sus victorias probables oscilan de las 55 a las 85 — excepto si son menos de 50 ó más de 85.
Es hora de preparar esa vieja costumbre veterana del periodismo y la crítica: las predicciones de las parlamentarias. Los participantes deben afirmar con convicción lo que no pueden saber plausiblemente.
El primer lunes de noviembre, por supuesto, es el día de pronósticos más concurrido de todos. En este caso, empezó con una nota enviada por Mike Allen, del Politico, autor del «Manual».
«ALARMA», escribe. «Nueve victorias Republicanas en el Senado son ya posibles…»
¿Sí? Unos cuantos párrafos después, Allen informaba de los pronósticos más recientes del corredor de apuestas Charlie Cook, que está cambiando sus pronósticos «para reflejar un avance neto de los Republicanos de seis a ocho escaños, con respecto a siete a nueve».
Allen pronostica avances Republicanos en la Cámara «en torno a los 60 y tantos o (tal vez) mucho más». Discrepando de ese pronóstico están los jefes de Allen, VandeHei y John Harris, que en la sección de pronósticos del Washington Post el domingo pronostican un avance Republicano de 46 escaños.
Cook, el más influyente de los apostadores, trasladaba sus pronósticos al estilo del hombre del tiempo que advierte de nubes de ventisca a mucha altitud: «Una pérdida Demócrata neta de 50 a 60 escaños, siendo posibles derrotas mucho más numerosas».
Stu Rothenberg, la Pepsi de la Coca-Cola de Cook, proponía de 55 a 65, al tiempo que Larry Sábato se decantaba por 55 enteros y la página web RealClearPolitics decidía que 67. El bloguero del New York Times Nate Silver se decanta por 53 — con «un margen de error del 95%» oscilando de 23 escaños a 81.
Con los Republicanos faltos solamente de 39 escaños para tomar la Cámara, el único que predice con algún margen de confianza que los Demócratas van a conservar la Cámara es Chris Van Hollen — pero es parte de su trabajo como secretario del Comité de Campaña Demócrata al Congreso. «Lo único que no le gusta al pueblo estadounidense», decía el domingo Chris Wallace a Fox News,» es que los tertulianos de Washington le digan con antelación lo que va a hacer».
El optimismo de Van Hollen puede resultar algo sospechoso, pero tiene razón en la tendencia de Washington a declarar decididas unas elecciones antes de que se hayan depositado los votos. Esto es particularmente cierto porque la base de los pronósticos — los sondeos — tienen un valor dudoso. ¿Va a basar la predicción el experto en el sondeo de Gallup, que sitúa una ventaja de 15 enteros a los Republicanos, sugiriendo «el margen Republicano más amplio en la Cámara en varias generaciones»? ¿O dará importancia al sondeo de Newsweek, que sitúa A LOS DEMÓCRATAS con una ventaja de tres enteros?
Parece que tendrá que esperar a última hora de la noche del martes después de todo.
Dana Milbank