Llega este lunes el “mediador”, Bienvenido Mr. Currin, al territorio español, en su febril tarea de contactos y cavilaciones semánticas, ahora, con la misión de crear en el País Vasco un “Grupo de contacto internacional” compuesto por unas cinco personas que extiendan su programa de apaciguamiento, que no de rendición de la banda. La presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, reclama su participación en el escenario. Si el abogado sudafricano, asesor de la izquierda abertzale, se presenta como el “mediador “ –la misma idea alude a la equiparación entre el terrorismo y la política-, dice Pedraza: “que me oiga y sepa lo que decimos las víctimas”. Pero es sabido que nadie oye lo que no quiere oír.
Llega Currin, en vísperas del Día de la Memoria de las víctimas en el País Vasco, instaurado para el 10-N, el único del calendario que no está impregnado de la secuela de los atentados etarras. Ni EA, ni Aralar, firmantes con la ilegalizada Batasuna de la declaración de Gernika, están conformes. Ese mismo día, el Senado aprueba la normativa pactada por los dos principales partidos (PSOE y PP) para evitar atajos legales al brazo político de ETA en su afán de participar en las Elecciones municipales de mayo, y burlar la Ley de Partidos.
Llega Currin a Euskadi cuando aún no se ha apagado el fervor dialéctico sobre las expectativas de fin de ETA, ante un ensoñado comunicado de la banda que no llega. Pero lo hace en medio del enfriamiento del “proceso” por parte del Gobierno; del cierre de filas de sus portavoces, y de las palabras cortantes del presidente en el Senado el pasado miércoles, en respuesta a la senadora María del Mar Caballero, hija del político de UPN asesinado en 1998, a las puertas de su casa.
Sí puede observar Currin en su visita al País Vasco rescoldos del recurrente debate. Polémicas imágenes de un incómodo Eguiguren pillado por un fotógrafo del diario nacionalista Deia, junto a la abogada de Otegi y a un periodista víctima de ETA. Imágenes que el rotativo difunde para arremeter contra el PSE y el Gobierno de cambio. Porque ni Eguiguren oculta su apuesta por ese diálogo con Batasuna ni ello es rechazado por el PNV. Es sólo un juego de espejos enfocado.
También puede recurrir el abogado sudafricano al mensaje confuso de un ex presidente que lastró su mejor trayectoria en la oscura lucha contra una ETA que mataba a centenares de personas al año. La tentación de los protagonismos solemnes le llevó a Felipe González a asegurar : “Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Yo no sé si hice lo correcto”. Palabras que inflaman un pasado y que sitúan su histórica gestión en el reverso de su semblanza.
Currin llega sin ponderar en su dimensión el arraigado sentimiento en España contra la negociación con ETA, que llegó a reunir a millares de personas en la madrileña Plaza de Colón pese a que la convocatoria fuera minoritaria, sin el respaldo de las principales asociaciones de víctimas ni de los grandes partidos. Y sin saber que, aunque la primera preocupación de los españoles es sobre la crisis económica, si el Gobierno cayera en la tentación de edulcorar su mandato con la idea de la paz cualquier contrapartida política podría hacer rebotar una ira oculta contra un falso final. Los tiempos (y procesos anteriores) no han pasado en balde.
Chelo Aparicio