lunes, noviembre 25, 2024
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La maldición del vídeo político

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Hace días que muchos dan por acabada la campaña catalana. Sólo la abstención decidirá, dicen las encuestas. Por eso no es de extrañar que los partidos apuesten por los vídeos bizarros para movilizar. La política es emocional. Se sabe desde que Kennedy dejó entrar las cámaras de la televisión en la Casa Blanca y enamoró a la audiencia. Los candidatos y candidatas catalanas no encandilan. Tampoco parecen hacerlo sus ideas. Solución: vídeos con alusiones eróticas para espanto de meapilas, disparos a inmigrantes y estereotipos sobre el saqueo de los pobres contra los ricos hastiados de solidaridad territorial.

Hasta aquí ha llegado la política sin matices. ¿Nadie se acuerda de Confidencial.cat, el docudrama de CiU contra Montilla en las pasadas elecciones? ¡Tiempos aquellos! Las campañas negativas al estilo de Estados Unidos habían llegado a la pelea de los vídeos en internet.

Cuatro años después los estrategas y publicistas de los partidos fingen orgasmos por votar a Montilla o aprietan bien arriba la toalla de Montse Nebreda contra el clientelismo. Mientras, el carterista español expolia a los ciudadanos catalanes en los vídeos de las juventudes de CiU. Mensajes simples para ciudadanos atrapados por la política banal.

Así ven los políticos catalanes a sus electores, al menos a los que acuden a YouTube a ver sus vídeos y se alborotan con las condenas de los columnistas.

La revolución no será televisada, decía Gil Scott-Heron en una canción convertida en lema de una nueva política más participativa en internet y las redes sociales, ahora ocupadas por el despliegue robotizado de los candidatos. Los vídeos de la campaña catalana no tienen la agudeza del Dave, el camaleón, con el que los laboristas criticaron en 2006 al ahora primer ministro Cameron. Ningún candidato usa el vídeo para dar charlas desde la cocina, como hizo Cameron para demostrar que era humano y no un replicante. Ni para debatir con los votantes al estilo de la ilustrada socialista francesa Ségolène Royal. Y nadie tiene quien le cante como tantos corearon la esperanza de Obama.

Dentro de unos días muchas urnas se rellenarán con desgana. Otros no moverán la papeleta ni sin partido del Barça. La política seguirá igual. Vídeos y videojuegos partidistas no la arreglarán. La política es como la TDT y sus machaconas tertulias. Más canales no mejoran el resultado.

Juan Varela

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