martes, noviembre 26, 2024
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El triunfo de CiU y el viento

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El triunfo de Mas y de CiU es incontestable. No ha llegado a la mayoría absoluta pero podrá gobernar tranquilamente en Cataluña con un resultado que supera la mayor parte de la encuestas previas. Un triunfo electoral se consigue siempre a costa de otros y, en este caso, los damnificados son los partidos que forman hasta ahora el Gobierno tripartito: el PSOE no ha logrado ni llegar a la barrera psicológica de los 30 diputados, Esquerra se ha dado un batacazo inapelable e ICV, que quería ser el único partido integrante del Gobierno que no perdía votos y representación, tampoco lo ha conseguido.

El desastre socialista, que ha pagado una estrategia de asimilación al nacionalismo que se intentó corregir mal y tarde, ha hecho que en el nuevo Parlamento haya una mayoría nacionalista aunque, si se dejan a un lado algunas manifestaciones entusiastas de determinados políticos de CiU durante estos últimos meses, menos independentista. La mayoría nacionalista, y el triunfo de Mas, parece, de todos modos, más próximo a la crisis económica que al enfado con la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto, que tampoco tuvo una presencia importante durante la campaña. Todos los partidos con responsabilidad gubernamental en lo referente a la crisis económica y sus consecuencias han perdido votos y representación. No todos los enfadados con el Tribunal Constitucional que enarbolaron en su momento la incomprensión con la identidad catalana han obtenido rédito de ello.

La desgracia del PSOE se incrementa con el muy buen resultado del PP que, como se ve, no ha sido castigado, como algunos pretendían, por interponer el famoso recurso. Y tampoco lo ha sido, manteniendo sus diputados y aumentando sus votos, Ciudadanos. Los dirigentes socialistas querían demostrar ayer –o insistir sin demostrarlo más bien- en que el voto en las autonómicas nada tiene que ver con las generales (o incluso con las locales), pero la realidad es tozuda mostrando una tendencia que nada bueno dice de la situación electoral, a fecha de hoy, del PSOE y el presidente Rodríguez Zapatero.

Veremos ahora cómo PP (que ayer habló de la necesaria estabilidad del Gobierno de la Generalitat) y PSOE (que ayer recordaba el deseo formulado por el presidente en el último Debate sobre el Estado de la Nación) se disputan el apoyo de y a CiU de cara, fundamentalmente, del tiempo que falta para las generales. CiU tratará de zafarse de los arrumacos de momento, y puede hacerlo con tranquilidad en su feudo, pero resultará igualmente interesante comprobar cómo los nacionalistas catalanes, siempre atentos a tus intereses, interpretan dónde el viento mueve las velas y dónde amenaza tormenta.

Germán Yanke

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