Con todos los problemas por los que estamos atravesando en España, lo más importante ha ocurrido esta noche, sí, la del lunes.
La caída de la Bolsa, las filtraciones logradas por El País, el silencio de los otros medios ante la exclusiva, los resultados de elecciones catalanas y otras tantas cosas que han sucedido, nada es comparable ante un Barça-Madrid o viceversa.
Y en esas, poco se puede decir ante un torbellino, un huracán, como el que ha desplegado el Barça ante el Real Madrid de Mourinho.
Es que no tengo palabras. Y creo que no voy a escribir mucho más.
El portugués –comedido o acomplejado- ha hecho de Guardiola-; y el catalán –sobrado y teatrero- ha hecho de Mourinho. La interpretación de Pep ante la no agresión de Cristiano era más propia de Jose.
Me ha molestado, y mucho, que el entrenador del Barcelona intentara meterse en ese jardín cuando el partido lo tenía franco. Y me ha molestado porque, incluso para los madridistas, Guardiola es un referente.
No obstante, y visto lo visto, no tiene la menor importancia porque entiendo que se trata de la vehemencia y la “calentura” del momento. Al fin y al cabo ha sido futbolista y eso imprime carácter.
Me fastidia que haya perdido mi equipo, pero es que no hay nada que rechistar.
Alfonso García