La labor de los gobiernos debe ser más fácil de lo que pudiera parecer a primera vista. Si el presidente Rodríguez Zapatero considera que sus vaivenes son un éxito al compararlos no con la coherencia y los proyectos serios, sino con la hipotética ausencia de criterio de sus adversarios, los socialistas vascos –que no están precisamente en un momento de bonanza- presentan en el Parlamento autonómico una proposición en apoyo del Estado Autonómico “para que PP y PNV se retraten”. Al parecer quieren, ociosos como deben estar en materias de más enjundia, que los populares se encaren con las profecías catastrofistas de Aznar y que los nacionalistas, deseosos de otro marco jurídico, lo hagan quizá con el apoyo que están prestando, a cambio de transferencias y dotaciones económicas, al Gobierno del PSOE en Madrid. Todo un programa de acción de gobierno, como se ve.
Al mismo tiempo, con estas alharacas, dejan ellos de enfrentarse con su situación y con los problemas originados por la deriva que ha ido tomando la arquitectura del Estado, que no son los problemas del “Estado autonómico”, sino del uso perverso que en ocasiones se ha hecho de él. Su situación es que tratan de disimular con este tipo de bromitas parlamentarias que gobiernan en el País Vasco con el apoyo del PP y en Madrid con el apoyo del PNV. Si quieren que estos se retraten basta con las votaciones que les salvan. Y el problema es que, a base de gestos que se convierten en gesticulaciones, no terminan de ofrecer un modelo de Estado Autonómico que no suponga un gasto excesivo, una reiteración agobiante de administraciones que se tropiezan en las mismas competencias, una ausencia de cooperación razonable y de unidad de criterio y una voracidad de muchos gobiernos regionales más inclinada al clientelismo que a la eficacia.
En el País Vasco, que es donde presentan tan impresionante moción “fotográfica” (para que se retraten los demás), tienen la cuestión añadida de las administraciones forales y de la imposibilidad, quizá metafísica, de que aborden la cuestión municipal. Pero nada de eso pare óbice para que los socialistas vascos se sientan libres de tarea y de responsabilidades, ajenos a las propuestas y sus riesgos, y dediquen la jornada a una proposición pensada para intentar chinchar a quienes, sin estar en el poder, se lo están dando a ellos. Muy ilustrativo.
Germán Yanke