La espectacular cantante Rihanna, portada del próximo número de la edición estadounidense de la revista Rolling Stone, ha hecho unas declaraciones en dicha revista que habría de calificar, como poco, de fuera de lugar y, absolutamente innecesarias. Ni corta ni perezosa y en plan gracieta, ha declarado: «Me gusta que me azoten y es divertido que me aten».
No voy a entrar yo aquí en lo que le gusta o no le gusta a Rihanna en la cosa del sexo. No soy quién para hacerlo ni me importa. Y, desde luego, allá ella con lo que hace cuando se cierra su habitación. Pero en una sociedad, como la actual, en la que la violencia de género está al cabo de la calle, las declaraciones de una cantante tan famosa llevan consigo una bomba con espoleta retardada de gran potencia. Una bomba que le estallará entre las manos y no sonará a palmadita en el trasero.
Ha dicho también, para justificarse, que le va la marcha porque fue una niña maltratada. Yo creo que es masoca porque es una niña consentida e inconsciente. Sobre todo pensando que su ex marido, Chris Brown, fue condenado por maltratarla en 2009.
Pinocchio