Las etapas electorales como en la que nos encontramos, aunque técnicamente no estemos en campaña oficial, generan dudas razonables respecto al comportamiento corporativo de partidos, políticos, organizaciones y medios de comunicación.
Nos pareció muy plausible, y así lo publicamos en Estrella Digital que, con la nueva Ley Orgánica del Régimen Electoral General, no se pudieran hacer inauguraciones a partir de la publicación de la convocatoria de los comicios en el BOE. También opinamos que las manifestaciones de calado político, aunque no estuvieran convocadas por los partidos, también deberían prohibirse en estos días. Lo mismo que la presencia de dirigentes en ellas.
Dicho esto de entrada, como continuación para lo que nos ocupa, es obligatorio añadir que el terrorismo es material sensible que conviene tocar lo menos posible, más si nos encontramos en vísperas de una cita con las urnas. Esta reflexión, sin embargo, deberían tenerla presente muchos de los que nos dirigen o aspiran a hacerlo.
¿Quién en su sano juicio se atrevería poner la más mínima mácula sobre los sentimientos de los miembros de la AVT? Nadie, aunque también es verdad que no todas las víctimas del terrorismo pertenecen a esta organización que, en los últimos años, ha tenido una vertiente más política que otra cosa.
Todos sin excepción estamos de acuerdo con el eslogan de la manifestación del pasado sábado en Madrid, “Por la derrota del terrorismo: ETA fuera de las elecciones”. Por eso… ¿a qué viene convocar una marcha, quiérase o no, política, un mes antes de las elecciones municipales y autonómicas cuando el Gobierno y la Justicia ya han tomados medidas para impedir que los “malos” puedan estar en las instituciones?
Lo sorprendente es que, con independencia de los interrogantes que el Gobierno generó en la primera legislatura, los convocantes saben a día de hoy que no cabe la menor duda del compromiso del Gobierno para acabar con ETA por las vías policial y judicial. Prueba de ello es que la banda terrorista está en sus últimos estertores y que, si no ha abandonado las armas ya, es por no reconocer su evidente derrota. Igualmente sorprendente es que las consignas que más se corearon, y más seguimiento tuvieron, fueron contra Zapatero y no contra ETA.
Nos duele que se trate hacer política con algo tan doloroso. No debería ser así. Y también nos duele, y mucho, que algunos dirigentes del PP se dejaran seducir por la extrema derecha y acudieran a la manifestación tan sonrientes, como si fuera una fiesta, con un asunto tan serio como es el de las víctimas y el terrorismo.
En Estrella Digital siempre estaremos al lado, y lo hemos demostrado, de las víctimas. Pero detestamos que se las considere un caladero de votos y se haga demagogia con algo tan serio. De vez en cuando conviene echar el freno de mano.
Editorial Estrella