Como pretendo que este artículo sea una llamada de atención y no una disculpa más para la polémica, comenzaré, aunque sea innecesario para mi propósito, por recordar que, una y otra vez, durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero y en este final de la segunda, he criticado el tono utilizado por algunos representantes del PP para poner en solfa la política antiterrorista –o como se la quiera llamar- del Gobierno socialista. Nunca me gustó el “proceso”, ni lo que se supo entonces ni lo que se ha sabido después, ni algunas actitudes condescendientes aún vigentes con Batasuna o sus alias, pero no por ello puedo aceptar, en materia tan grave, determinados discursos instrumentales. Tampoco he dado por bueno jamás que el necesario consenso en una política que debe ser de Estado implicara el silencio de la oposición y el sometimiento a las decisiones gubernamentales, pero siempre he pensado que la discrepancia en asuntos de terrorismo debía ser contenida en las formas y leal.
Dicho esto, y a riesgo de alargarme hoy más que otros días, no puedo menos que mostrar mi asombro al comprobar que el acto de presentación del libro “Vivir frente al terror” de Chelo Aparicio, en el que se recogen las memorias políticas de Carlos Iturgaiz, esté siendo presentado por algunos dirigentes socialistas de “foto de la infamia” (Elena Valenciano) como un acto “para mentir y sembrar división en la lucha contra el terrorismo” (Ramón Jáuregui). La instrumentalización para denunciar una hipotética instrumentalización, la burda división para quejarse de la división y la infamia para protestar contra supuestas infamias nunca se habían dado tan a la vez y tan inconvenientemente.
Yo estuve en el acto de presentación del libro por la autora, Chelo Aparicio (a la que le ha quedado un libro tan interesante como magníficamente escrito), y por el protagonista, Carlos Iturgaiz, un hombre al que deben admiración y agradecimiento también sus adversarios políticos. Estuvo Aznar, sí, entre el público. Lo presentaron tres compañeros del partido de Iturgaiz que fueron ministros de Interior y que tuvieron con él una relación muy especial. Acebes, uno de ellos, hizo un discurso calmoso y referido al protagonista, a sus relaciones humanas y políticas, al sufrimiento vivido en el País Vasco. Jaime Mayor Oreja, al que Iturgaiz sustituyó en la presidencia del PP vasco, comenzó su intervención diciendo que, precisamente por el autor de estas “memorias”, no iba a hablar de “negociación” ni de otras cosas que, como se sabe, han generado lógica controversia, sino de Carlos Iturgaiz, su familia y su complicada vida personal y política. Rajoy, el último en hablar en un acto en el que se recordó a las víctimas socialistas y se elogió el cambio en el País Vasco con el Gobierno de Patxi López, aseguró que la política antiterrorista de su partido siempre había sido la misma: no negociar, no permitir tras la Ley de Partidos que los terroristas o sus secuaces estén en las instituciones. En este contexto afirmó que los representantes de Aznar en Zurich no negociaron nada y se refirió a las anotaciones de alguno de los terroristas presentes que así lo hizo constar.
Se puede estar de acuerdo o no con lo que el PP hizo mientras gobernó y con lo que ha defendido después, con su discurso o con su tono, pero querer convertir la presentación de este importante libro en un acto contra el Gobierno es, sencillamente, una falsedad. Lo digo como lo pienso, como lo vi, como lo escuché, del mismo modo que he criticado declaraciones o actitudes de los que estaban sentados en la mesa junto a la autora y el protagonista del libro. Y no sólo porque estas exageraciones para zaherir al PP sean en este caso falsas, sino por dos motivos todavía de más enjundia. Uno, la normalidad del debate. Al parecer, por poner un ejemplo, llevar sin consenso y sin acuerdo al Parlamento Europeo el famoso “proceso” no es dividir, pero criticarlo allí sí lo es. Al parecer, otro simple ejemplo, asegurar que todo aquello, incuso frustrado con sonrojo, es la “causa” de que la paz esté cerca, no es romper el consenso en materia antiterrorista, pero afirmar que fue un error sí lo es. O te callas o crispas. O te callas o utilizas el terrorismo. O evitas fotografiarte con tus compañeros de partido o eres un infame crispador. Con ese tipo de argumentos no se va a ninguna parte.
Y dos, porque me produce tristeza que algunos dirigentes del PSOE, que no estuvieron presentes, desmerezcan para sacar rendimiento pírrico, un acto en el que, a través de un libro convincente, una persona como Iturgaiz, con el que muchos de sus compañeros –Jáuregui incluido- han compartido el sufrimiento de las penalidades del terror y del nacionalismo obligatorio, daba su sencillo testimonio y los presentes querían agradecérselo.
Si todos cometemos errores y avalamos despropósitos, los de esta semana a propósito del libro “Vivir frente al terror” son de los portavoces socialistas. Lo digo como lo pienso y con más dolor del que estos mismos puedan imaginar.
Germán Yanke